El desplome del tráfico aéreo desde septiembre, el parón de las reservas para la temporada de invierno y recientes anuncios de reducción de capacidad por parte de grandes grupos de aerolíneas (Ryanair e IAG), han motivado la reacción de Aena con el diseño de un nuevo marco de incentivo a las operaciones que se habilitará el 1 de noviembre.
El gestor aeroportuario ha obtenido luz verde del consejo de administración para elevar el mecanismo de rebaja en la tasa de aterrizaje puesto en marcha en junio, tal y como ha reconocido la compañía a CincoDías. La anterior ayuda a las aerolíneas estaba abierta hasta el 31 de marzo de 2021, pero si aquella buscaba abaratar el tráfico adicional (desde unos umbrales prefijados) con el descuento en la tasa de aterrizaje, ahora Aena bonifica la totalidad de las operaciones a partir de un bajísimo nivel del 20% de recuperación frente a los vuelos de la pasada temporada de invierno (2019/2020).
En condiciones normales de mercado, la tasa de aterrizaje tiene un peso cercano al 20% en la carga tarifaria que soportan las aerolíneas. Pero con el bajo factor de ocupación actual de los aviones, afectado por las restricciones a la movilidad y el temor a viajar, este componente de la tarifa global ha elevado su ponderación en los costes de cualquier aerolínea.
El plan de Aena para sostener la actividad es ofrecer un descuento idéntico al nivel de producción, mes a mes, hasta el 31 de marzo. Teniendo en cuenta el umbral único del 20% para acceder a la rebaja, quien presente un 25%, 30%, un 40% o hasta el 100% sobre las operaciones gestionadas de noviembre de 2019 hasta marzo de 2020, verá recortada en idéntico porcentaje la tasa de aterrizaje.
Con el anterior esquema las compañías tuvieron derecho a un 75% de descuento en la tasa de aterrizaje si reactivaba entre el 25% y el 35% de sus operaciones en España en julio. Un recorte que alcanzaba el 100% si se sobrepasaba el citado 35%. Para agosto, la horquilla iba del 30% al 40%, y en septiembre las aerolíneas debían volar entre un 40% y un 50% de la producción de septiembre de 2019 para alcanzar el descuento del 75%, o pasar del 50% para ver bonificado el 100% de la tarifa de aterrizaje. Pero el descuento solo aplicaba sobre el tráfico adicional a los citados umbrales. Para final de año, accedían a la ayuda quienes operaran al 65%.
Estos objetivos, hoy alejados de la realidad, respondieron a estimaciones de recuperación del tráfico de IATA, ACI, Oaci y Eurocontrol. “El incentivo funcionó bien en julio y agosto, pero ya en septiembre las aerolíneas tenían difícil alcanzarlos ante las restricciones a la movilidad”, reconocen en Aena. La esperanza ahora es que aerolíneas y consumidores responden con agilidad en cuanto se dan las condiciones sanitarias y de movilidad, como ha sucedido en el caso de Canarias y el tráfico procedente de Alemania o el Reino Unido. Con esperanzas también en el flujo doméstico, la reactivación va a depender de que se aplanen las curvas de contagio en cada una de las comunidades autónomas y se mantenga un mapa sin restricciones…