Es una tendencia al alza en Estados Unidos, lo que significa que a no más tardar llegará a otros puntos del planeta: mascotas que ejercen un rol clínico, prescrito por un psiquiatra, para apoyar emocionalmente a sus dueños. El fenómeno de los «emotional support animals» es tan común que se ha convertido en un problema logístico, ante todo, para las aerolíneas. Hoy mismo en Orlando, Florida, una señora ha tratado de subir a un avión con su ardilla en el equipaje.
¿Qué ha pasado? Que Frontier Airlines, ha tenido que evacuar a todos sus pasajeros y retrasar el vuelo dos horas, ante las sistemáticas negativas de la mujer a deshacerse de su ardilla o a bajarse del avión. Ante los abucheos de sus compañeros de vuelo y tras la intervención de la policía, la señora ha abandonado el aparato con la cabeza al alza y una peineta bien alta. La historia ha tornado en viral ante el irresistible atractivo de una ardilla (?) como amenaza aeronáutica.
¿Cómo? La foto de más arriba ofrece una pista del rol del animal: los animales de apoyo tienen amparo legal en Estados Unidos para personas con discapacidad física o intelectual, y también para aquellos que sufren enfermedades mentales de estrecho rango. Su carácter no es meramente instrumental, como el de los perros guías, y va más allá de la relación afectiva entre un gato y una persona cualquiera: sirven como relajantes permanentes y ofrecen equilibrio emocional.
La ley establece diversas cláusulas que salvaguardan a sus poseedores y a sus mascotas de ayuda. Entre otros aspectos, les permite poseer animales en espacios donde otros humanos no podrían (casas, negocios y medios de transporte donde típicamente están prohibidos).
¿Por qué? Como se analiza en Vox, los argumentos para sostener la práctica (que hace las veces de receta clínica para pacientes que sufren enfermedades mentales o discapacidades) no tienen demasiado sustento científico. Las investigaciones sobre la materia son escasas, y hasta ahora se han centrado en perros. En su mayoría, la comunidad científica aún no ha encontrado evidencias que apoyen sus efectos terapéuticos (aliviando la ansiedad, ofreciendo control, paliando el estrés, etc.).
¿Y proliferan? Sí, en gran medida porque se han convertido en una moda. El rango de pacientes hábiles para acceder a una mascota de apoyo es limitado, pero hay subterfugios. Un estadounidense cualquiera puede obtener la receta/informe en cuestión de minutos gracias a diversos formularios de Internet. Diversos opinadores han calificado el fenómeno como una gigantesca «estafa» que otorga amparo legal a los caprichos de algunos dueños, en ocasiones de excéntricos gustos.
¿Cualquier bicho vale? Aparentemente, sí. La ardilla no es el animal más extraño que ha pasado por un avión con motivo de su rol de «apoyo». Hace un año un pavo real saltó a la fama cuando la aerolínea le negó el derecho a viajar en su avión: en su lugar inició un road trip documentado por su dueña, una artista neoyorquina, en IG…