"Desde niño he soñado con ser astronauta e ir al espacio", dice Pascal Jaussi.
Seguramente dirían lo mismo muchas personas, pero muy pocas, a sus 37 años, fundan y dirigen una empresa espacial.
Jaussi es el director general de S-3, una compañía de nuevo cuño (con potentes industrias internacionales a bordo) que trabaja para poner satélites en órbita dentro de pocos años y llevar turistas a echar un vistazo al espacio, a principios de la próxima década.
Suizo, piloto comercial de la extinta Swiss Air, ingeniero aeronáutico y con un máster en gestión de empresas, Jaussi ha intentado ser astronauta, pero las convocatorias para desempeñar ese trabajo son escasísimas, explica.
¿Qué tiene en común con los emprendedores estadounidenses de este mundillo? "El ser visionario y pionero en el espacio, es decir: tener la idea de lo que quieres hacer y ponerte a hacerlo", responde Jaussi.
"Y la mayor diferencia… En EE. UU., dices "˜vamos al espacio"™ y todo el mundo te apoya, mientras que en Europa somos más conservadores; pero, por eso mismo, cuando echas a andar tienes todo mucho más firme: la ingeniería, los socios, la seguridad del sistema, etcétera. En S-3 estamos preparados y ahora podemos ir rápido", asegura el empresario.
Su objetivo fundamental es lograr el acceso barato al espacio, con la misma seguridad que un avión comercial porque, recalca, su visión es que el vuelo suborbital sea una aventura familiar, no una experiencia de alto riesgo.
De modales suaves, Jaussi habla bajo y parece tÃmido, nada que ver con el tópico del emprendedor arriesgado que parece que se va a comer el mundo. Pero, sin duda, es persistente en la iniciativa del espacio y su viabilidad. S-3 ya cuenta con más…