El aumento de la eficacia operativa de las operaciones de aproximación de las aeronaves, tanto para el despegue como para el aterrizaje, en el Aeropuerto Internacional de Guarulhos, debería traducirse en una reducción de las emisiones de CO2 en 2024 de 4.950 toneladas, es decir, casi 5 millones de kilos, lo que equivale a la absorción de dióxido de carbono por 30.648 árboles de la Mata Atlántica, ya que cada árbol de este bioma absorbe 163,14 kg de CO2 durante sus primeros 20 años de vida, según la Fundación SOS Mata Atlántica.
Este aporte al medio ambiente se refiere a datos consolidados de GOL y LATAM Brasil y sólo fue posible a través de AGILE GRU, un trabajo colaborativo entre las línea aéreas, el Departamento de Control del Espacio Aéreo (DECEA), Asociación Brasileña de Aerolíneas (ABEAR), la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), NAV Brasil (proveedor estatal de servicios de navegación aérea), Aeropuerto GRU, Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) y Secretaría de Aviación Civil (SAC).
Trabajo colaborativo
«El trabajo colaborativo realizado entre diversos actores de la cadena aeronáutica para contribuir con el medio ambiente y aumentar la eficiencia operativa de las aerolíneas brasileñas debe ser motivo de orgullo para todo el país. Pocas personas lo saben, mientras los aviones despegan o aterrizan, hay un contingente de personas inclinadas a estudiar mejoras en las rutas aéreas y procedimientos operativos que permitan la reducción de las emisiones de CO2 y el consiguiente ahorro en el consumo de combustible”, dice el presidente de ABEAR, Jurema Monteiro.
Con esta medida, también habrá una reducción en el consumo de 1.565 toneladas de queroseno de aviación (QAV), o casi 1,6 millones de kg de QAV, el equivalente a 969 vuelos en el puente aéreo entre los aeropuertos de Congonhas (SP) y Santos (SP) y ahorros de alrededor de R$ 6 millones en gastos QAV, sólo en el Aeropuerto Internacional de Guarulhos.
«El equipo de AGILE GRU siempre busca mejorar el desempeño del aeropuerto de Guarulhos, ya sea acortando las distancias de llegada y salida o aumentando la capacidad de las pistas. Para ello se utilizan buenas prácticas ya adoptadas a nivel internacional. Un ejemplo reciente fue la aplicación de mínimas de separación reducida entre aeronaves que utilizan una misma pista (RRSM), es decir, permitió aumentar el flujo de aeronaves para un aterrizaje y despegue seguro sin ningún cambio en la infraestructura existente”, afirma el técnico consultor de la Dirección de Seguridad y Operaciones de Vuelo de ABEAR, Nilo Machado…