Air Europa parece volar a contracorriente desde hace algunos meses. En una época en que las aerolíneas convencionales ajustan costes y limitan sus planes de expansión, la compañía que preside Juan José Hidalgo no deja de anunciar nuevos planes para abrir rutas directas, que confía en hacer rentables con una estructura adelgazada fruto, también en su caso de un proceso de recortes en los costes que llevaron, por ejemplo, al despido de 129 empleados y a una dura negociación con los pilotos que aún se prolonga por el nuevo convenio.
Consolidada la reestructuración, 2013 está destinado a ser el año del despegue de la aerolínea, después de varios años perdiendo pasajeros y dos ejercicios registrando cifras negativas. Su rendimiento en lo que va de año anima a Hidalgo a barruntar que Globalia, el grupo turístico que engloba a Viajes Halcón, Ecuador, TravelPlan y Air Europa, vaya a cerrar con beneficios, "bastantes beneficio". En lo que va de año, la aerolínea es quien empuja los resultados del grupo, a diferencia de lo sucedido en los dos años anteriores, cuando registró pérdidas de 13 millones en 2011 y de 17 millones en 2012. Hasta mayo los resultados habían mejorado un 50% con respecto a los mismos meses del año anterior, según aseguraba un Hidalgo exultante tras inaugurar la ruta directa Madrid-Montevideo.
Precisamente el extranjero se ha convertido en la base de la compañía, y en concreto, Latinoamérica, cuyos destinos conecta con las principales capitales europeas. En este 2013, los ingresos generados fuera de España son superiores a los que crea el negocio local. "Llegamos a más clientes. Llevamos un año creciendo en tráfico internacional", reconocía el director comercial Richard Clark, quien ve en operaciones como la de Montevideo una "oportunidad de mercado".
Aparta la negociación por la T4… de momento
La intención de Air Europa de trasladarse a la Terminal 4 de Barajas es desde hace muchos meses conocida. La negociación con Aena se alarga desde hace más de un año y ha dado para algunas declaraciones polémicas de Juan José Hidalgo, que no suele andarse con rodeos en sus intervenciones públicas: "Ir contra Aena es ir contra Dio" o "la T4 es para Iberia y sus amigo". Un año después de estas declaraciones, Hidalgo se quiere mostrar más moderado: "es un tema que de momento está zanjado", comenta sin querer volver a profundizar en el tema. Pero insiste en los beneficios que supondría para la aerolínea, principalmente 20 millones de euros en rodaje y un ahorro de costes derivados del uso de unas instalaciones más eficientes y modernas y con unas mejores conexiones internacionales. Este es uno de los temas pendiente de Hidalgo para consolidar el crecimiento de la compañía, y para "competir en igualdad de condicione"_con las aerolíneas allí instaladas, según el argumentario de su presidente, aunque no parece que Air Europa vaya a estar ocupando los mostradores de la moderna terminal madrileña. El otro, la incorporación de nuevas aeronaves. La aerolínea de a Globalia sigue esperando el pedido de los Boeing 787 Dreamliner, cuya entrega se retrasa debido a problemas con las baterías de litio. Con un alcance de unos 15.000 kilómetros y un 20% menos de consumo, su incorporación reforzaría los trayectos de largo alcance.
Una oportunidad surgida después de que Iberia abandonara la capital uruguaya por falta de rentabilidad, junto a otros destinos de Latinoamérica. "Claro que nos ha venido bien la situación de Iberia", reconoce Hidalgo. Si la compañía de IAG decidía abandonar Santo Domingo y La Habana, Air Europa duplicaba sus vuelos al primer destino, aumentaba de cuatro a siete los vuelos a Punta Cana y abría una nueva franja horaria a La Habana. Pero que la compañía de Globalia vea oportunidad donde Iberia veía números rojos no solo es una cuestión de fe.
Jugando con la necesidad
Además de los costes operativos, menores que los de Iberia, en algunos casos la necesidad ha jugado a favor de Air Europa. El anuncio de la retirada de Montevideo llevó el pánico al gobierno uruguayo, que quedaba sin enlace directo con Europa desde su vanguardista y recién estrenado Aeropuerto de Carrasco, que puede llegar a mover hasta siete millones de pasajeros, el doble de la población uruguaya.
Su director, Eduardo Acosta, se puso en contacto con Hidalgo y se trasladó a Madrid a finales del año pasado para negociar con él. El resultado, un precio del combustible más bajo, costes de entrada al país inferiores y menores tasas aeroportuarias, amén de descuentos en servicios como el handling y una importante contribución económica de la administración uruguaya en promoción del destino. Una "negociación dura", según las partes, pero de éxito, y que ha provocado, por ejemplo, que las autoridades uruguayas no mencionasen en ningún momento la palabra Iberia, sustituyéndola por un habitual "la compañía que nos abandonó", en las presentaciones de la ruta a Montevideo. Algo parecido ha ocurrido en Punta Cana. El gobierno dominicano "me rogó", reconoce Hidalgo, rebajar el precio del billete un 10%. Y así ha sido, con la correspondiente reducción de los costes a satisfacer con la isla.
Air Europa quiere aplicar su renovada receta en Brasil, donde desde diciembre volará vía directa a Sao Paulo y Río de Janeiro. En 2014 tocará negociar por Bogotá, Quito, y Santiago de Chile, y la intención es conectar Madrid con Alemania, una tarea "pendiente" para Hidalgo. Siempre rodeándolos con los programas turísticos de las empresas de Globalia, que según su presidente, "deben ir allí donde llegue Air Europa".
Un futuro con una incertidumbre: cómo afectará la separación de Hidalgo de su mujer, Eloina Gutiérrez, en el accionariado, del cual ya ha salido su primogénito Javier, que vendió su 5% a Abel Matutes.