Desde que asumió, el Gobierno alentó la llegada de nuevas aéreas. Bajo el plan «la revolución de los aviones», el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, se propuso duplicar el mercado en pasajeros. En ese sentido, los números lo acompañaron: los viajeros de cabotaje crecieron 38% de 2015 a 2018, a 14,2 millones, mientras que los internacionales avanzaron 28%, a 14,9 millones, pese a la caída desde junio, por la suba del dólar.
Sin embargo, las aéreas enfrentan fuertes turbulencias, ya que la mayoría de sus costos cotizan en dólares (combustible, tasas, leasing de aviones), pero sus ingresos de cabotaje son en pesos y a la baja, por la mayor competencia ante el ingreso de nuevas aéreas. A nivel internacional, debieron reducir de 20% a 40% sus tarifas en dólares para alentar la demanda argentina, en franca caída por el alza de esa divisa.
En este contexto, las aéreas tradicionales reducen frecuencias y rutas para enfocarse en las más rentables; las nuevas, ven su break even(punto de equilibrio) más lejos, tras la inversión inicial de operación. En pocas palabras, los números de casi todas las aéreas que operan en el país están en rojo y no ven mejora en el corto plazo, según confiaron varias empresas a El Cronista. Por eso, las privadas se están reuniendo (low cost incluidas) para ponerse de acuerdo y solicitar, juntas, al Ministerio de Transporte la semana próxima algunas medidas que reduzcan el impacto de la fuerte devaluación en sus balances.
En particular, reclaman poder utilizar el saldo a favor del IVA (sus ventas tributan el 10,5%, sus compras el 21%) para pagar otros impuestos, algo que sólo puede hacer Aerolíneas Argentinas y por eso, argumentan, no es equitativo. También reclaman la baja de tasas que abonan en dólares, varias de ellas al Estado, a las que consideran muy altas. En off, se quejan de que pierden dinero (por altos costos e ingresos a la baja), pero sus proveedores (aeropuertos, servicios de rampa, etc.) cobran en dólares y ven crecer sus ganancias gracias a la mayor cantidad de pasajeros que ellas les trasladan. También reclaman por el valor del combustible, que pasó de pesar el 25% en los costos a más del 50%, tras la devaluación; aseguran que aunque a nivel global bajó su precio hacia fin de año, no lo hizo de igual forma en el país.
Al respecto, desde la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil) explicaron que trabajan en varios de esos aspectos. Por ejemplo, en Hacienda evalúan cómo corregir el tema del IVA, por saldo acumulado, y la inequidad con Aerolíneas. Avanzan en abrir la competencia del servicio de rampas (en manos de la estatal Intercargo), para reducir ese costo. A nivel tasas, explican que ya bajaron en parte las internacionales y se continúan revisando, mientras que las de cabotaje son bajas. Aseguran, además, que la ANAC refinancia el pago de su tasa a aéreas que así lo requieran. Y que pidieron a Aeropuertos Argentina 2000 que no aumente el costo de alquiler del m2, que afecta a oficinas y mostradores de aéreas, y que le solicitaron elaborar un plan para reducir tasas, por ejemplo, vía incentivos por más vuelos.
De todos modos, la situación es compleja. «Hay dos impactos: el primero, del tipo de cambio real en la demanda. Los salarios no acompañan a la inflación y cayeron más en dólares; por eso, hubo un cambio en la elección de destinos; si viajan afuera, lo hacen más cerca o sino dentro del país. Gran parte del alza en cabotaje es por sustitución de viajes al exterior, pero también por menores precios: cayó más en dólares que la internacional. En segundo lugar, el impacto del tipo de cambio nominal en la oferta, en las aéreas. Su estructura de costos está muy dolarizada, pero no pueden trasladar esa suba a tarifas, no hay demanda a esos valores; eso pone en jaque a sus balances. Con la entrada de más jugadores, las tradicionales deben bajar precios para no perder ocupación, se achican más sus márgenes. Las tarifas están en el mínimo histórico en dólares, muchas por debajo del costo por pasajero. Por eso apuestan a mantener market share y minimizar el riesgo de operación, asumen que la economía volverá a caer», explicó Tomás de Souza, analista de Revenue Management de Almundo…