INDUSTRIA AERONÁUTICA

El nuevo rumbo de American Airlines

La mañana del 13 de agosto, el presidente ejecutivo de US Airways Group Inc., Doug Parker, estaba revisando correos electrónicos en su casa en Paradise Valley, en el estado de Arizona, cuando recibió un mensaje a las 6:43 que decía que la fusión aérea que planeaba estaba en serios problemas.

Parker había estado orquestando una combinación con American Airlines desde que su casa matriz, AMR Corp., se declarara en bancarrota en noviembre de 2011. Ahora, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acababa de presentar una demanda antimonopolio para impedir la mayor fusión de la historia de la industria aérea.

"La gente del mundo empresarial no debería sorprenderse, pero a nosotros nos sorprendió completamente", reconoce Parker. La demanda generó "una de las situaciones de gestión más difíciles con las que he tenido que lidiar".

En su primera entrevista extensa desde que comenzó la escaramuza con el Departamento de Justicia, Parker afirma que superar las objeciones del gobierno fue sólo parte del desafío. También tuvo que persuadir a ejecutivos y empleados de ambas empresas "”e incluso a su mujer"” de que el acuerdo saldría adelante. Y ahora, cuando ya ha recibido la aprobación, US Airways está tratando de flexibilizar un poco la cultura empresarial conservadora de American.

El 12 de noviembre, Parker y sus colegas llegaron a un acuerdo con el gobierno estadounidense, que les permitirá cerrar el trato el 9 de diciembre. Parker asumirá las riendas de la nueva American Airlines Group Inc., que se convertirá en la mayor aerolínea del mundo por tráfico.

Parker, de 52 años, comenzó su carrera en la aviación comercial en 1986 en el departamento de finanzas de American y es el presidente ejecutivo activo con más tiempo al frente de una aerolínea. Esta será su segunda fusión, tras la compra de US Airways en 2005, cuando dirigía America West Airlines.

El equipo de Parker tiene experiencia en el proceso de integración de fusiones. Y "vimos lo que hicieron otras aerolínea", dice. "Pero es un trabajo realmente difícil. Estamos haciendo todo lo que podemos para lograrlo lo mejor posible y no causar problemas a nuestros cliente".

El desafío a largo plazo ahora es minimizar las diferencias culturales. Según Parker, hay marcados contrastes en el estilo de gerencia entre US Airways, con sede en Tempe, Arizona, y AMR, con sede en Fort Worth, Texas.

"La mayoría son empleados que llevan mucho tiempo en American, que no han trabajado en otro lugar, lo que es tanto una ventaja como una desventaja", sostiene. "Están mucho más centrados en la estructura y el proceso, y el equipo de US Airways, menos.

Parker afirma que inmediatamente detectó una oportunidad cuando AMR se acogió a la ley de protección por bancarrota hace dos años. Pensaba desde hacía tiempo que una combinación tenía sentido y brindaría una forma de competir con rivales mayores que ya se habían fusionado. "Sabíamos que no queríamos quedarnos esperando" y ver cómo se reestructuraba la aerolínea de mayor tamaño.

Pero antes tuvo que persuadir a otras personas, incluida una gerencia renuente de American. Los sindicatos de American fueron los primeros en aceptar, seguidos de sus acreedores. Finalmente, a fines del año pasado, la junta directiva de AMR y su presidente ejecutivo, Tom Horton, acordaron analizar una combinación.

En febrero, las aerolíneas pactaron un canje de acciones, valorado en casi US$18.000 millones según el precio de la acción de US Airways el 29 de noviembre. Pero llegó el 13 de agosto y el e-mail que…

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