Las llegadas internacionales cayeron un 72% en los primeros diez meses de 2020, con las restricciones a los viajes, la poca confianza del consumidor y la lucha mundial por contener el virus de la COVID-19, todo lo cual contribuyó al peor año que se haya registrado en la historia del turismo.
Según los datos más recientes de la Organización Mundial del Turismo (OMT), los destinos recibieron 900 millones menos de turistas internacionales entre enero y octubre, frente al mismo periodo de 2019. Esto se traduce en una pérdida de 935.000 millones de dólares estadounidenses en ingresos por exportaciones del turismo internacional; una pérdida diez veces superior a la que se produjo en 2009 como consecuencia de la crisis económica mundial.
Zurab Pololikashvili, Secretario General de la OMT, afirmó: «Desde el comienzo de esta crisis, la OMT ha facilitado a gobiernos y empresas datos fiables que reflejan las consecuencias sin precedentes de la COVID-19 en el turismo mundial. Si bien la noticia de la vacuna ha impulsado la confianza de los turistas, sigue quedando un largo camino hacia la recuperación. Por consiguiente, hemos de redoblar nuestros esfuerzos por abrir las fronteras de forma segura, al tiempo que se respaldan puestos de trabajo y empresas. Cada vez queda más claro que el turismo es uno de los sectores más afectados por esta crisis sin parangón».
A la luz de los datos actuales, la OMT prevé un descenso de entre el 70% y el 75% en llegadas internacionales para el año 2020 en su conjunto. De ser así, el turismo mundial habrá retrocedido a niveles de hace 30 años, con 1.000 millones de llegadas menos y una pérdida aproximada de 1,1 billones de dólares estadounidenses en ingresos provenientes del turismo internacional. Dicho desplome en el turismo como consecuencia de la pandemia podría resultar en una pérdida económica de 2 billones de dólares estadounidenses en el PIB mundial.
Las restricciones a los viajes siguen pesando en la recuperación
Asia y el Pacífico, la primera región en sufrir el golpe de la pandemia y la que tiene el mayor nivel de restricciones a los viajes hasta la fecha, registró una disminución del 82% en llegadas durante los primeros diez meses de 2020. Por su parte, la caída en Oriente Medio fue del 73%, mientras que en África la bajada fue del 69%. Las llegadas internacionales tanto en Europa como en las Américas se redujeron en un 68%.
Europa registró descensos menores del 72% y el 76% en septiembre y octubre, en comparación con otras regiones del mundo, habida cuenta de la leve aunque efímera recuperación que se dio en los meses de mayor afluencia en el verano: julio y agosto. El recrudecimiento del virus en la región ha llevado a la reimposición de ciertas formas de restricciones a los viajes. No obstante, Europa es la región en la que una mayor cantidad de destinos (el 91%, a 1 de noviembre de 2020) han aliviado dichas restricciones, especialmente entre países de la zona Schengen.
En el extremo opuesto, en Asia y el Pacífico siguió habiendo reducciones de casi el 100% en septiembre y octubre, lo que obedece a que las fronteras de China y de otros destinos importantes en la región continúan cerradas. En las Américas se ha dado una mejora gradual desde junio, con un nivel de caída en llegadas internacionales comparativamente menor hasta octubre. Esto se debe a la reapertura de varios destinos de la región, tales como pequeños estados insulares en desarrollo en el Caribe.
El Secretario General Pololikashvili añade: «Es esencial aplicar un enfoque coordinado para aliviar y levantar las restricciones a los viajes cuando resulte seguro hacerlo. De esta forma, no solo se abrirán destinos de nuevo para el turismo, sino que contar con normas claras y coherentes entre países contribuirá sobremanera a recobrar la confianza en los viajes internacionales e impulsará la adhesión de los consumidores»…