El paso de la pandemia ha dejado a Iberia en dificultades similares a las que motivaron su reestructuración en 2012, ante lo que ha iniciado una serie de ajustes para sobrevivir. El calado del plan de ahorro dependerá, en buena parte, de las próximas decisiones del Gobierno. La diferencia es que ahora cuenta con una marca y flota renovadas, una estructura laboral más flexible y que, tras una reconversión en la que ha invertido 1.400 millones, goza de paz social.
El presidente, Luis Gallego, saldrá el 24 de septiembre para convertirse en CEO de IAG, pero antes del ascenso ha anticipado a los 16.000 empleados de Iberia que se avecinan tiempos muy duros: la aerolínea quema 200 millones de caja mensual sin que entren ingresos.
Entre las iniciativas de ahorro, la empresa ha comunicado a Aena que en un año (plazo de preaviso previsto en el contrato) abandonará el histórico hangar 3 de la antigua zona industrial (AZI) de Barajas. Unas instalaciones construidas en los años sesenta y que fueron ampliadas para dar cabida al mantenimiento de los aviones de fuselaje ancho. En los últimos años se habían concentrado allí las labores de cuidado de los A340, A319, A320 o A321.
Gallego ya trasladó días atrás a la plantilla la decisión de dejar en tierra 14 aviones de largo radio, todo ellos del modelo A340-600, la previsible renuncia al alquiler de los A319 y A320ceo, así como el aplazamiento en la entrada de nuevos A350 y 320neo. La compañía llegó a la crisis con 144 aviones y podría ver rebajada la flota a poco más del centenar de aparatos como medida de adaptación a la demanda y a una competencia que, según Luis Gallego, “será aún más difícil”, según refleja en una carta enviada la semana pasada a la plantilla.
Reservas económicas
Iberia comenzó el año con 1.100 millones en caja, por debajo de los 1.500 millones con que afrontó su particular crisis en 2012. Una posición que ha reforzado con 750 millones de crédito avalado por el ICO y a devolver con los retornos generados en los próximos cinco años. Pero Iberia y el resto del sector esperan aún un plan de ayudas del Estado que conjuguen exenciones de tarifas, inyecciones de liquidez y cierta relajación fiscal, además de la extensión de los ERTE por fuerza mayor.
Con el aplazamiento de los ajustes temporales de empleo, que ayer Gobierno, patronal y sindicatos pactaron hasta finales de septiembre, Iberia se replanteará las condiciones. “Estamos analizando el impacto económico de las nuevas cotizaciones a la Seguridad Social para establecer las nuevas condiciones de nuestro ERTE”, advierte el presidente de Iberia en su misiva. Con todo, las aerolíneas demandan que la justificación de fuerza mayor alcance a marzo de 2021.
El ejecutivo recuerda que los niveles de demanda de 2019 no se retomarán hasta 2023 o 2024. “Nuestra transformación nos ha permitido generar beneficios en los últimos años, lo que ha hecho posible el crecimiento y desarrollo de la compañía”, dice Gallego, remarcando que Iberia ha entrado en esta crisis “en una mejor situación que la de muchos competidores gracias al excelente trabajo que habéis realizado”.
Tras la arenga, Gallego se refiere a una estructura de “elevados costes fijos” y señala tres fases de medidas para hacer frente al nuevo escenario adverso. “En el corto plazo, estamos tratando de garantizar la supervivencia de Iberia preservando la caja. Es imprescindible preservar la liquidez, conseguir financiación y reducir los costes”…