La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés) estima que la producción total de combustibles renovables alcanzará una capacidad de al menos 69.000 millones de litros (55 millones de toneladas) en 2028. Los combustibles de aviación sostenibles (SAF, por sus siglas en inglés) constituirán una parte de esta producción, que se logrará mediante nuevas refinerías de combustibles renovables y de la ampliación de las instalaciones existentes. Es importante destacar que la producción prevista tiene una amplia huella geográfica que abarca Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico.
“El aumento previsto de la producción es muy alentador. En vista de ello, es necesario que los gobiernos actúen para garantizar una cuota de producción adecuada de SAF. Eso significa, en primer lugar, incentivos a la producción para apoyar la transición energética de la aviación. En segundo lugar, necesitamos que se siga aprobando una mayor diversificación de los métodos y materias primas disponibles para la producción de SAF. Si se aplican estas dos medidas con éxito, podemos confiar en que los niveles de producción previstos para 2028 se ajustarán de forma objetiva a nuestras hojas de ruta recientemente publicadas para alcanzar las cero emisiones netas de carbono en 2050. Esto es importante, ya que esperamos que SAF contribuya en un 62% a la mitigación de las emisiones de carbono necesarias en 2050″, declaró Willie Walsh, director general de IATA.
Los argumentos que respaldan esta perspectiva optimista ya son reales. En 2022, la producción de SAF se triplicó hasta alcanzar unos 300 millones de litros (240.000 toneladas) y los anuncios de proyectos de productores potenciales de SAF están aumentando a un ritmo muy rápido. IATA tiene constancia de más de 130 proyectos importantes de combustibles renovables anunciados por más de 85 productores de 30 países. En cada uno de estos proyectos se contempla la intención o el compromiso de producir SAF dentro de su gama más amplia de combustibles renovables. Normalmente, transcurren entre 3 y 5 años entre la publicación de un proyecto y su fecha de comercialización. Por tanto en los próximos años podría producirse una mayor capacidad de producción de combustibles renovables hasta 2030.
Si la producción de energías renovables alcanza los 69.000 millones de litros en 2028, como se calcula, iríamos por la senda correcta para producir 100.000 millones de litros (80 millones de toneladas) en 2030. Si sólo el 30% de esa producción es de SAF, el sector podría contar con 30.000 millones de litros (24 millones de toneladas) de combustibles sostenibles para la aviación en 2030.
«Alcanzar el porcentaje necesario de producción de SAF en las instalaciones nuevas y en expansión no es tarea fácil. Pero ahora que los gobiernos de todo el mundo han acordado en la OACI un objetivo a largo plazo (LTAG) de cero emisiones netas para 2050, comparten la responsabilidad de la descarbonización de la aviación. Para ello, se debe establecer un marco político que garantice que la aviación obtiene la cuota de energías renovables necesaria con la producción de SAF», afirmó Walsh.
Respaldo político e inversión pública
Los argumentos a favor de la diversificación, dentro de los criterios actuales de sostenibilidad, son claros. En la actualidad, se espera que el 85% del volumen futuro de SAF en los próximos cinco años proceda de una sola de las nueve fuentes certificadas: ésteres hidroprocesados y ácidos grasos (HEFA), que depende de la disponibilidad limitada de materias primas como los residuos de grasas y aceites (FOG, reconocidos en la industria como materias primas de segunda generación).
IATA identifica tres aspectos esenciales para lograr la diversificación en la producción de SAF:
1. Ampliar las fuentes de SAF ya certificadas, como Alcohol-to-Jet (AtJ) y Fischer-Tropsch (FT).
2. Acelerar las actividades de I+D para los procesos de producción de SAF que se están desarrollando actualmente.
3. Fomentar la tecnología de conversión de materias primas.
Acelerar estos elementos clave hasta niveles de comercialización requerirá el liderazgo político de los gobiernos. Para empezar, existe una necesidad inminente de armonizar una serie de medidas políticas encaminadas a reducir las barreras administrativas, logísticas y geográficas que dificultan la entrada en el mercado de nuevos agentes (productores, proveedores de materias primas e intermediaros) con el fin de impulsar el desarrollo de SAF.
El reto más importante es encontrar el capital necesario para financiar el desarrollo de nuevas tecnologías e instalaciones de producción. Los gobiernos deben abordar estas inversiones desde una óptica de desarrollo sostenible más amplia. Los SAF pueden producirse a partir de residuos forestales y agrícolas, residuos sólidos urbanos, residuos alimentarios y residuos líquidos (materias primas de tercera generación1 ). La producción de SAF a partir de estas materias puede crear oportunidades de inversión a largo plazo para los gobiernos, con el potencial de financiar la limpieza del medio ambiente, apoyar a las economías en desarrollo y garantizar la transición y seguridad energética.
Respaldo de los pasajeros
El último sondeo de IATA revela un importante apoyo público a los SAF. Alrededor del 85% de los viajeros afirman que los gobiernos deberían incentivar a las aerolíneas para que utilicen SAF2 .
“La gente ya conoce el papel de los gobiernos en la transición energética del sector eléctrico. Ahora esperan el mismo apoyo a los SAF. Los líderes del G7 han sido los últimos en reconocer que los SAF son esenciales para una aviación sostenible. Ahora es el turno de apoyar sus declaraciones con políticas y herramientas eficaces, como créditos fiscales, subvenciones o incluso inversiones directas en tecnologías y soluciones emergentes, cuya eficacia ya ha sido probada. El mercado está ahí. Las aerolíneas quieren comprar SAF. Todo lo que sea incentivar de forma significativa la producción de SAF será un paso adelante», añadió Walsh.