A toda máquina trabajan la alta dirección y el equipo legal de la aerolínea local para analizar y viabilizar los escenarios que tienen para seguir adelante con la alianza internacional que les aprobó el TDLC, pero con duras mitigaciones. Dejar fuera a Chile sigue siendo opción.
Días clave se vivirán esta semana para el futuro de una de las alianzas aéreas más importantes que se hayan acordado a nivel continental: los Joint Business Agreement (JBA) para los negocios de pasajeros y de carga que firmaron las aerolíneas Latam Airlines con American Airlines y el grupo IAG (British Airways e Iberia) en enero de 2016.
Este miércoles vence el plazo para que las tres líneas aéreas y, según como lo han adelantado los detractores del acuerdo, la Asociación Chilena de Empresas de Turismo (Achet) y la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios de Chile (Conadecus), presenten sus recursos ante la Corte Suprema para reversar o modificar la decisión del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) que dio luz verde al acuerdo, pero con nueve medidas de mitigación, algunas de las cuales son catalogadas como demasiado severas por Latam. Estas se establecieron porque el tribunal especializado consideró en su resolución que “los riesgos de cada JBA consultado son considerablemente mayores que sus eficiencias directas. En efecto, para el caso de la ruta Norteamérica, los riesgos son entre dos y tres veces mayores a sus eficiencias directas, mientras que para la ruta Europa esta razón es superior a dos”.
Nadie quedó contento con los puntos preventivos del TDLC. Las aerolíneas las consideraron “tremendamente duras”…