El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México dijo hoy estar listo para iniciar las obras de la nueva terminal aérea de la capital, una vez agotado el proceso de estudios y proyectos ejecutivos.
Entre los estudios realizados están la actualización de la topografía del terreno y de los pozos instalados en la década de 1960 para la extracción de agua salobre del subsuelo del Lago de Texcoco.
«Sin estos estudios previos no hubiéramos contado con la información suficiente para dar inicio a los trabajos de obra», señaló en una entrevista con Efe Raúl González Apaolaza, director de Infraestructura de este grupo de participación estatal mayoritaria.
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes de México señaló recientemente que está preparando el terreno y confió que la obra arranque en septiembre u octubre próximos.
La nueva terminal será construida en un terreno de 4.430 hectáreas del Gobierno federal, aledaño al actual Aeropuerto Internacional de Ciudad de México.
El proyecto, anunciado en septiembre pasado por el Gobierno, busca «ser una palanca de desarrollo integral para México», destacó González Apaolaza.
El Gobierno mexicano otorgó en enero al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México la concesión para construir, administrar, operar y explotar el nuevo aeropuerto internacional.
La terminal área permitirá ampliar la capacidad de intercambio comercial, cultural y turístico «cuidando el equilibrio ambiental», y supondrá una inversión de 127.000 millones de pesos (poco más de 8.500 millones de dólares) en infraestructura, aseguró el directivo.
Además, dijo, habrá obras «hidráulicas, ambientales, entre otras, que en suma dan un total de 168.879 millones de pesos» (poco más de 11.300 millones de dólares).
El aeropuerto «transformará una zona de alta marginación en una de oportunidades con acciones en educación, salud, vivienda y generación de empleos», y generará 160.000 puestos de trabajo durante la construcción y 600.000 en la etapa de operación, destacó.
Este proyecto se salvó del recorte al gasto público de 124.300 millones de pesos (poco más de 8.300 millones de dólares) anunciado a finales de enero pasado debido a la caída de los precios internacionales del crudo.
El ajuste llevó a cancelar importantes obras de infraestructura, como el tren de alta velocidad México-Querétaro, lo que -según González Apaolaza- no envía una mala señal a los inversionistas que quieren participar en la construcción de la nueva terminal aérea.
El «proyecto del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México tiene amplia aceptación entre los inversionistas y los bancos interesados en apoyar la construcción», apuntó…
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