Los últimos 30 años han sido revolucionarios en la industria aérea: con el surgimiento de las low-costs, los avances en la construcción de aeronaves más veloces y eficientes, así como el desarrollo de vehículos autónomos, los cielos son distintos a como eran en 1988.
Por esta razón, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) publicó un documento titulado Future of the Airline Industry 2035, en el que analiza cuáles son los posibles escenarios que vivirá la industria –y el mundo– durante las siguientes dos décadas.
El estudio incluye de todo: desde posibles escenarios geopolíticos de paz absoluta, que permitan el desarrollo de la industria aérea, hasta guerras y conflictos por recursos como el agua (que incluye un enfrentamiento México-Estados Unidos). Y por supuesto, la IATA analiza el desarrollo de tecnología, biocombustibles y más.
Los nuevos mercados
La población mundial llegará a 8.5 mil millones de habitantes para 2030 y hasta 9.7 mil millones para 2050 y la mitad de este crecimiento vendrá de la India, Nigeria, Pakistán, el Congo, Etiopía, Tanzania, Estados Unidos, Indonesia y Uganda.
Esto implica que, para 2030, las regiones de China, Asia-Pacífico y África tengan un gran impacto sobre el desarrollo político global y, por supuesto, en la industria aérea, la cual debe comprender las características de estas regiones, así como sus oportunidades de crecimiento.
De hecho, la IATA ya ha señalado previamente que China se convertirá en el mercado más grande para la industria aérea y estima que este país agregue 921 millones de pasajeros al mercado en los próximos 20 años.
Por su parte, África tiene una perspectiva de crecimiento de 5.7% en la demanda anual de viaje para las siguientes dos décadas, también puntualizó el organismo internacional.
Tecnología
Para la IATA, el desarrollo tecnológico implica tanto un sector de oportunidad como una amenaza creciente para las aerolíneas. Por ejemplo, los trenes de alta velocidad y las compañías de taxis aéreos pueden convertirse en rivales directos en distancias cortas para las aerolíneas, y estas últimas podrían tener que especializarse al rol de conectores de larga distancia.
“Al mismo tiempo, puede que haya un cambio hacia el viaje de punto a punto. Esto beneficiaría a los aeropuertos secundarios y terciarios y ayudaría a combatir la creciente congestión en los hubs”, señaló el organismo.
Automatización
Éste es un tema que ha causado escozor en los últimos meses, pues los sindicatos de pilotos a nivel mundial opinan que los aviones siempre deberían tener, cuando menos, dos personas por cabina.
Sin embargo, la IATA es consciente de que la tecnología está evolucionando hacia la automatización y que, cuando llegue la era global de los automóviles sin chofer, la percepción de este modelo puede permear hacia la industria aérea.
El organismo advierte que, de cualquier forma, los “reguladores deben comprender que las reglas de la industria de la aviación requerirán un proceso de elaboración separado que el que se ha seguido para los coches sin piloto”.
Eso sí, el transporte aéreo de carga “representa una oportunidad para que las aerolíneas desarrollen tecnología de última generación, sin tener que afectar su compromiso hacia la seguridad del pasajero”.
Combustibles
Aunque ya existen planes de contingencia en caso de que el precio del combustible se eleve demasiado o el recurso se termine, “es poco probable que exista una industria de la aviación en una época post-combustible en los próximos veinte años”.
De cualquier forma, las investigaciones en eficiencia energética y reducción de emisiones contaminantes serán clave durante los siguientes diez años, y es posible que ocurra un descubrimiento en las áreas de energía nuclear o renovable en los próximos años, prevé la IATA.
Geopolítica mundial
Por último, la IATA planteó cuatro posibles escenarios, que podrían ocurrir en el ámbito de la política internacional para los próximos 17 años:
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El más benigno es el del futuro sustentable, en el que el mundo está en calma, conectado y abierto, con democracias transparentes y rápido crecimiento económico en regiones como África y Asia-Pacífico, además de una economía al alza.
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El segundo escenario es uno conectado y abierto, pero con la geopolítica turbulenta derivada principalmente de una carrera espacial entre potencias mundiales como China, Estados Unidos y Japón.