Aunque Europa enfrenta los rebrotes de COVID-19 y se prepara para una dura baja temporada, para América Latina sigue siendo uno de los mercados emisores que mayor seguridad y esperanzas transmite. Los turistas del espacio Schengen están entre las prioridades de quienes planifican sus reaperturas fronterizas. Pero, ¿están dadas las condiciones par establecer los tan solicitados “corredores seguros” entre Europa y el Caribe? ¿Es lo que quiere el mercado?
A mediados de septiembre, la presidenta y CEO del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), Gloria Guevara Manzo, afirmó que el establecimiento de los llamados “corredores seguros” es una pieza clave para la supervivencia del ecosistema turístico, tras siete meses de pandemia. En ese sentido, explicó que “la restauración de los viajes de negocios internacionales entre regiones, por ejemplo entre el Atlántico o en Latinoamérica, podría beneficiar a todo el sector de viajes y turismo, desde aerolíneas y hoteles, hasta empresas de gestión de viajes y proveedores de transporte terrestre”.
“Corredores seguros” o “corredores sanitarios” son los nombres con los que se conoce a la implementación de operaciones aéreas entre dos destinos considerados de bajo riesgo de contagio de COVID-19, con la finalidad de poner en marcha la actividad aerocomercial y también turística, en convivencia con el virus y eximiendo a los pasajeros de efectuar largas cuarentenas al arribar y al regresar. En Europa ya se desarrollaron a nivel continental durante su verano (con resultados dispares) y a lo largo de América Latina hay algunos en curso.
Pero, teniendo en cuenta la incipiente recuperación del interés del mercado europeo en el Caribe, ¿qué posibilidades concretas hay de establecerlos en esas rutas? ¿Se trata sólo de una cuestión de vuelos? ¿Es un dilema a abordar en términos sanitarios? ¿Qué papel juega la economía? ¿Y la política? Dada la complejidad del tema, conviene repasar las condiciones reales existentes.
Seguridad y confianza
Aunque cada país e incluso cada destino del Caribe tiene sus particularidades, en una mirada general se puede afirmar que la afectación del COVID-19 en la región ha sido “baja”, si se compara con Estados Unidos, Sudamérica, e incluso con algunas naciones de la vecina Centroamérica.
La condición insular de la mayoría de los territorios colaboró, pero aún así el virus está presente y los respectivos gobiernos lo saben. Los cierres de fronteras y las cuarentenas han permitido mantener las cifras bajo control, y eso alentó a las autoridades a iniciar una paulatina reapertura de las economías y de los viajes, con un ojo puesto en la evolución de los contagios.
Hoy se puede llegar de manera directa desde España a las grandes puertas de entrada a la región, que son Estados Unidos (principalmente Miami), México, Panamá y República Dominicana. Y en esos destinos no se están exigiendo cuarentenas al arribar, y además siguen flexibilizándose los requisitos de ingreso. En tierras dominicanas, por caso, ni siquiera será necesario presentar un test negativo.
¿Cómo generar confianza en los pasajeros europeos entonces? La mayor esperanza de las grandes cadenas hoteleras está puesta en un elemento clave: establecer y dar a conocer protocolos de bioseguridad para todas las etapas del viaje. Están buscando convencer al pasajero de que el vuelo será seguro; de que el manejo aeroportuario será seguro; que el transfer al hotel será seguro; y que durante su estadía en el complejo contará con prácticamente los mismos servicios y entretenimientos que antes, adaptados a la “nueva normalidad” y con un mayor distanciamiento por el control de aforo.
Se ofrece seguro y asistencia médica gratuitos por COVID-19 y ya se trabaja en el desarrollo de excursiones fuera de los complejos bajo el formato de “burbuja”, como el que llevan adelante los cruceros en Europa.
Pero existe un elemento más en esa senda, y es la gran cantidad de hoteles pertenecientes a firmas españolas, las cuales están implementando prácticamente los mismos protocolos puestos a prueba con cierto éxito durante el verano europeo. HOSTELTUR pudo contabilizar 341 propiedades. A saber, hay 138 hoteles españoles en México; 100 en República Dominicana; 74 en Cuba (en propiedad compartida con el Estado); 3 en Aruba; 2 en Bahamas y Puerto Rico; y 1 en Haití…