Si hay algo que hace aún más largo un viaje de 15 horas en avión, probablemente sea la comida a bordo. La mitología sobre esos panecillos insípidos, la carne con sabor a pintura y los cubiertos tamaño Lego en la clase económica están en su viaje de retirada. Al menos en la aerolínea australiana Qantas que presentó en Chile su innovadora carta The New Economy dining.
Un menú curado a partir de materias primas de primera calidad y la opción de escogerla al momento de realizar las reservas del viaje. En palabras de Igor Kwiatkowski, Regional General Manager South America de Qantas, la curación de esta nueva carta para la clase económica «fue un trabajo que recogió los principales inquietudes de los pasajeros que exigieron mayor tamaño en los platos, variedades en los ingredientes e integrar el exotismo según el destino del viaje en las preparaciones para comenzar a habituarse con el lugar al que se vuela».
El resultado es un más que respetable menú que no sólo considera la exquisitez y la sofisticación de la alta cocina, sino también casos especiales como condiciones de salud del pasajero, originalidad y la sustentabilidad en su línea de utensilios.
Así es como, al menos en los viajes de Sidney a Santiago, en primer lugar, el pasajero programa el trago de bienvenida y el menú deseado desde antes de abordar el avión. Un paso que es de importancia capital cuando se trata de vivir una experiencia de varias horas en el aire, algo que debería ser norma en todo vuelo.
Desde el primer sorbo propuesto por la casa australiana Bickford o los cotizados vinos Willunga 100 del valle de McLaren. Siguiendo con platos de entrada como gulash de carne con pimiento dulce y espárragos, un tierno ragú de cerdo que podría estar preparado en tierra con horas de horno, pero que pasa la prueba de la cabina o pollo marinado con ensalada de quínoa.
La cena agrupa un pollo asado con brocóli y papas con especias merikan, mero a la parrilla con salsa de pimiento o ensalada de carne con porotos cannelini y tomate marinado, como puntos altos. Detalles como un pan sin manteca y aromatizado con hierbas, suma infusiones variadas de té, café y chocolate con marshmallows para el final.
La propuesta hacia el otro extremo del mundo desde Santiago, integra el exotismo con ingredientes locales y el mismo efecto: osobuco tradicional, barramundi a la parrilla con lentejas o ensalada de pollo con semillas de zapallo y vinagreta. Para el despertar a bordo, un desayuno a la altura con huevos y panceta, salchichas y papas o yogur griego o muffins caseros…