AEROLÍNEAS

Así se fabrica la comida de los aviones

Aunque las ames o las odies, este año las comidas de las líneas aérea cumplen 97 años.

Esa es una increíble cantidad de pollo o de pescado.

La primera fue servida en 1919, en un vuelo de Handley Page desde Londres a París donde, sensatamente, eligieron servir únicamente sándwiches y fruta.

Casi un siglo después, el escalafón de las comidas de las líneas aéreas es asombroso, pero en ningún lugar más que en las instalaciones Emirates Flight Catering en Dubai.

La aerolínea, una de las más grandes del mundo, prepara hasta 180.000 comidas cada día para más de 400 vuelos diarios a 142 destinos.

Alrededor del 65% de todas las comidas de la aerolínea están hechas en Dubái.

El resto viene de sus estaciones de catering alrededor del mundo, de las cuales, tan solo 24 están ubicadas en la región de Asia Pacífico.

El hombre de los 55 millones de comidas

Joost Heymeijer, vicepresidente sénior de Emirates Flight Catering es, en última instancia, el responsable por los 55 millones de comidas al año.

Como veterano de 25 años en la industria hotelera y hospitalaria, él dice que siempre se ha sentido cautivado por los sonidos y olores de un restaurante.

Él ahora se encuentra como encargado de una operación de catering a una escala extraordinaria… y valora la importancia de su posición.

«Estoy muy agradecido con ‘Masterchef’ y con Culinary Journeys: food is hot, everyone wants to cook (Viajes culinarios: la comida está de moda, todo el mundo quiere cocinar)», dice.

«Todo el mundo tiene una opinión y la comida es emocional. Es el lugar de donde vienes y el lugar a donde vas… y también te recuerda dónde has estado».

En Emirates, eso significa una extensión a nivel mundial de destinos con una extensión de platillos a nivel mundial.

«Por ejemplo, solo en Asia del Sur tenemos vuelos hacia ocho ciudades en la India, cada una con diferentes perfiles de sabores y platillos, antes de que hablemos de Paquistán, Bangladesh, Sri Lanka y otros lugares».

Romper los mitos

A Heymeijer le gusta disipar los mitos que se han construido alrededor de la comida de la línea aérea.

Un reclamo común es que los menús no cambian y que, invariablemente, los pasajeros terminan recibiendo un platillo que ya habían comido antes.

«Cambiamos nuestro menú cada mes, así que anualmente hay 7.000 diferentes platillos en los menús», dice. «Tan solo en primera clase tenemos 254 sopas diferentes».

Claramente, semejante volumen de comidas conlleva una enorme responsabilidad de seguridad alimentaria.

«Contamos con absoluta trazabilidad», dice. «Conocemos todo lo de cada platillo en cada vuelo».

«Cocinamos como cualquier otro restaurante, solo que a una escala muy grande».

«No tomamos ningún riesgo y no hay huevos en polvo ni puré de papas. Los salmones enteros llegan al muelle de carga»…

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