INDUSTRIA AERONÁUTICA

Beijing y Estambul: los aeropuertos del futuro ya están aquí

Los aeropuertos de Beijing y Estambul no solo serán los más grandes del mundo, sino que contarán con tecnologías de vanguardia que cambiarán el proceso de embarque y llegada de los pasajeros.

El volumen de pasajeros aéreos se duplicará en 17 años, indican las estadísticas el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI), que coinciden con los estudios de IATA que vaticinan que para el 2036 unas 7.800 millones de personas viajarán en avión. Actualmente este número se encuentra en 4.000 millones de usuarios.

Hubs claves
Esas terminales no solo serán un reflejo de la bonanza económica de sus países sino que se convertirán en hubs claves para sus regiones.

Beijing aspira a ser el eje de gravedad en el mercado de Asia-Pacífico, el que más rápido crece en tráfico aéreo, compra de aeronaves y volumen de pasajeros. En tanto, Estambul pretende ser el puente entre Europa y Oriente Medio o el Sudeste Asiático.

El futuro aeropuerto de Beijing quiere gravitar en el crecimiento de operaciones y pasajeros en Asia

Estambul pretende ser el más grande del mundo
La nueva terminal turca abrió sus puertas a fines de octubre y en su primera etapa podrá acoger a 90 millones de pasajeros. Pero las obras seguirán su marcha y la perspectiva es que en 2028 sus seis pistas de aterrizaje independientes y su capacidad de albergar 500 aviones le permitan gestionar 200 millones de pasajeros cada año.

Con este volumen, que duplica al que ahora es el aeropuerto más transitado (Hartsfield-Jackson Atlanta, con 104 millones de pasajeros), el de Estambul será la terminal más grande del mundo.

El proyecto de Beijing, diseñado por el estudio de Zaha Hadid, contempla movilizar a 100 millones de pasajeros anuales y abrirá sus puertas para 2019.

Evitar que los aeropuertos sean mastodontes
Pero para gestionar semejante volumen de pasajeros se requiere de unas infraestructuras que convierten a los aeropuertos en auténticas ciudades.

La desventaja es la incomodidad para los usuarios para conectar vuelos, tener que caminar por muchos minutos para cambiar de terminal o estar obligados a usar los transportes internos para movilizarse.

“No importa qué servicios tengas en un aeropuerto si tienes a los pasajeros exhaustos todo el tiempo por caminar tanto”, indica Andrew Thomas, socio del estudio de arquitectura Grimshaw (uno de los diseñadores del aeródromo de Estambul) a The New York Times.

“Los aeropuertos tienen que permanecer a la escala humana”, coincide Cristiano Ceccato, director asociado del estudio Zaha Hadid Architects.

La clave está en la tecnología
La tecnología aporta la clave para evitar que los aeropuertos se conviertan en gigantescos mastodontes: “las tecnologías biométricas se usarán en todo el proceso de embarque. Si podemos evitar que la gente se detenga y forme filas, ganaremos mucho espacio”, apunta Angela Gittens, directora general de ACI.

Las nuevas tecnologías buscan que el proceso de embarque en un avión sea similar a tomar un tren

Los sistemas de reconocimiento facial para realizar el check-in y el embarque existen en varios aeropuertos, aunque en forma parcial. Eso permitirá que en pocos segundos se realice la identificación del usuario. Pero la idea es que en estas dos nuevas terminales se integren en todo el proceso.

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