El nuevo aeropuerto de Pekín toma forma. La terminal se convertirá en la más grande del mundo con 700.000 metros cuadrados de superficie, se habrá construido en cinco años y será una infraestructura que ayude a descongestionar el actual aeródromo de la capital china. Los trabajos avanzan a tiempo y los más de 40.000 operarios están centrados en la instalación eléctrica y comenzando a decorar el interior del edificio.
Su aspecto simula una estrella de mar de seis puntas, una de acceso y cinco brazos en los que están instaladas las pasarelas que en pocos meses comunicarán las puertas de embarque con las aeronaves. Por su diseño hexagonal, la puerta de embarque más lejana estará relativamente cerca, a 600 metros del control de seguridad. En los extremos de cada ala, junto a las puertas de embarque, habrá cinco grandes jardines al aire libre.
La terminal tendrá siete pisos: Dos bajo tierra -que incluyen una estación intermodal con metro, trenes de cercanías, regionales y alta velocidad- y cinco arriba. La infraestructura está a 46 kilómetros del centro de la ciudad y una línea de alta velocidad hará el trayecto en unos 30 minutos. Las salidas se organizarán en dos plantas y desde la más alta habrá una vista privilegiada de las áreas del edificio normalmente restringidas.
El aeródromo entrará en funcionamiento el 30 de septiembre de 2019, justo antes del día nacional de China…