Sacudido por el paso del tiempo y el uso ininterrumpido durante más de 26 años, durante el martes por la madrugada -al regresar de París, Francia- concluyó la operación internacional del avión Presidente Juárez TP-01, la aeronave presidencial mexicana marcada hoy por el riesgo, la falta de refacciones y su obsolescencia ante la innovación.
A punto de ser retirado del servicio cotidiano con la llegada del avión José María Morelos y Pavón -un Boeing 787-9 Dreamliner- el próximo 18 de diciembre, este Boeing 757-225 acumuló en los últimos cuatro años una serie de fallas, elevó su costo de mantenimiento y dejó de ser funcional.
Integrantes de la tripulación del actual TP-01, que pidieron no ser citados, advirtieron que esta aeronave tiene tecnología antigua que complica su operación ante los nuevos estándares internacionales, y que su autonomía es insuficiente y riesgosa para los requerimientos del Jefe del Ejecutivo.
Fuentes de la Presidencia de la República detallan que fuera de México es frecuente que al avión presidencial ya no se le permita descender en algunos aeropuertos debido a que es ruidoso, a que contamina y a que su vieja tecnología hace difícil su operación, por lo que es desviado a aeropuertos militares. Sucedió en Tokyo, Japón; París, Francia; y Roma, Italia.
Desperfectos
Durante este sexenio, el actual avión presidencial -que seguirá formando parte de la Flota Aérea Presidencial a cargo del Estado Mayor Presidencial- ha vivido capÃtulos de riesgo. En marzo pasado, al regresar a México desde Escocia, tras una visita de Estado a Gran Bretaña, la aeronave sufrió una falla importante.
En el trayecto Escocia-Canadá, la aeronave perdió una válvula en pleno vuelo, lo que obligó a que el trayecto Canadá-ciudad de México volara bajo, y que pasara cerca de ciudades canadienses y de Estados Unidos que cuentan con aeropuertos capaces de recibir eventualmente de emergencia al Boeing 757-225.
Otra falla se registró el 10 de abril de 2015.
Al llegar a Panamá, donde el presidente Peña Nieto participó en la Cumbre de las Américas, el avión aterrizó sin contratiempos. El mandatario descendió con su comitiva y dio un mensaje a medios que lo esperaban.
Pero el TP-01 ya no se movió de la plataforma de desembarco. Tuvo que ser remolcado a otra área para que el siguiente mandatario, en este caso el cubano Raúl Castro, pudiera descender. Provocó una demora de 30 minutos para las siguientes llegadas.
A principios de abril de 2013, durante una visita a Veracruz -previo a una gira de trabajo por China-, la computadora de vuelo del TP-01 ordenó el cambio de una válvula. Ello obligó a que el presidente Peña Nieto y la comitiva que lo acompañaba regresaran a la ciudad de México a bordo del TP-02…
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