El Gobierno portugués en funciones aprobó hace dos días una resolución que permite cerrar el acuerdo de venta de la aerolínea TAP, en contra del criterio de los principales grupos de oposición, uno de ellos próximo a ocupar el poder; y los sindicatos portugueses. Mientras, el nuevo propietario de la compañía ha firmado con Airbus un pedido para 53 aviones valorados en 8.560 millones de dólares.
En concreto, el Bloque de Izquierda, el Partido Comunista Portugués (PCP) y los dos principales sindicatos portugueses, CGTP y UGT, han cuestionando la decisión y anuncian acciones para revertir el proceso señalando que el gabinete de Pedro Passos Coelho no tiene poder para medidas de ese calado al estar en funciones.
En consejo de ministros, el Gobierno conservador dio el visto bueno a una modificación del plan de recapitalización de la compañía acordado originalmente con el comprador, el consorcio Gateway, lo que en la práctica sirve para concluir la operación de privatización.
El Ejecutivo liderado por el primer ministro Pedro Passos Coelho justificó su decisión por las necesidades de tesorería «urgentes» e «inminentes» de TAP, en palabras de su ministro de Presidencia, Luís Marques Guedes.
La alteración al programa de recapitalización aprobada obligará a los compradores a inyectar en la compañía aérea 150 millones de euros en los próximos días. Inicialmente, el negocio les exigía aportar 269 millones de euros antes del 23 de junio de 2016, una fecha que se mantiene como límite para invertir los 119 millones de euros restantes que quedarán ahora.
Diferentes analistas lusos explicaron que la operación puede ser revertida por los socialistas en caso de que finalmente lleguen al Gobierno, aunque si la primera inyección de capital se ejecuta -tal y como está previsto-, el Estado portugués debería devolver esa cantidad y complicaría aún más el proceso.
El concurso de privatización del 61% de la aerolínea se resolvió a mediados de junio de este año, y el vencedor fue el consorcio Gateway formado por el brasileño-estadounidense David Neeleman, propietario de la compañía Azul -considerada la tercera más importante de Brasil-, y por el empresario portugués Humberto Pedrosa.
La oferta ganadora ascendía a 354 millones de euros, que pueden ascender hasta 488 millones en función de los resultados de TAP en 2015 y a los que se suma la incorporación de 53 nuevos aviones.
El Estado conserva por el momento una participación del 34 %, pero si el comprador cumple todos los requisitos, podrá venderle este paquete en los dos años siguientes a la firma del contrato a un precio máximo de 140 millones de euros…