Si existe una versión moderna del Arca de Noé, es precisamente esta. El Aeropuerto Internacional de Fráncfort posee la sala para animales más grande de un aeropuerto en el mundo, por donde pasan desde peces tropicales hasta elefantes. Las serpientes viajan en los aviones, al igual que cerdos, guepardos, leones y aves. Más de 2.000 caballos visitan el aeropuerto todos los años y 15.000 perros y gatos se alojan por períodos breves en las instalaciones.
Por el aeropuerto de Fráncfort pasan 110 millones de animales al año "”casi el doble del número de pasajeros humano"” aunque cerca de 80 millones de estos son peces ornamentales.
Fráncfort es parte de una tendencia que está creciendo. El Aeropuerto Internacional Kennedy de Nueva York prevé inaugurar un centro de envío de animales a finales del próximo año o a principios de 2015 con el finaciamiento de Racebrook Capital. El proyecto, denominado Ark (Arca) tendrá cámaras web para que los dueños monitoreen sus mascotas y un sistema de rastreo GPS. United Airlines está expandiendo su negocio de envíos de animales al que bautizó como PetSafe y ya designó un equipo dedicado a atender animales en los aeropuertos que sirven como centros de conexiones.
Los clientes son tan variados como sus animales: familias que se están mudando con sus mascotas, criadores que venden animales en todo el mundo, empresas de mascotas que trasladan su inventario. Las mudanzas de zoológicos ocurren con frecuencia. Los caballos de carreras y los ponis de polo vuelan a menudo, al igual que sus acaudalados dueños, en aviones privados de transporte, no como carga de las aerolíneas.
Al entrar en la Sala de animales del aeropuerto de Fráncfort quizás aguarde ver una granja cacofónica y olorosa, pero es un depósito silencioso y generalmente sin olor. (Se limpia dos veces al día). Tiene un área de luces negras donde los veterinarios examinan peces y provisiones de oxígeno para los peces que lo necesiten. En una visita reciente, la mayoría de los animales enjaulados parecían demasiado asombrados para emitir mucho ruido. Hay una zona reservada para gatos para que no escuchen los ladridos de los perros y se estresen más.
«Es una sala igual a la que tenemos para pasajeros. Uno se queda aquà durante una horas y se relaja y después toma otro vuelo. Lo único es que no hay cojines», explica Marco Klapper, un gerente de proyectos de la Sala de Animales, que opera la aerolínea alemana Lufthansa, LHA.XE +2.39%aunque es utilizada por todas las aerolíneas que entran y salen de Fráncfort. Con una extensión de casi 4.000 metros cuadrados, casi duplica el tamaño de la terminal de dos pisos para pasajeros de primera clase en Fráncfort.
Lisa Schoppa estuvo a cargo de los envíos de animales de las aerolíneas Continental y United y ahora trabaja en SPOT Travel, una empresa que participa en la construcción de las nuevas instalaciones de animales en el aeropuerto JFK de Nueva York. Ella considera la Sala de Animales del aeropuerto de Fráncfort el modelo a seguir.
Transportar animales por aire es caro. Las tarifas generalmente aumentan de la mano de las alzas en los precios del petróleo. Muchas aerolíneas cobran US$125 por trayecto solamente para que un pasajero lleve a un perro o un gato a bordo como equipaje de mano. Lufthansa dice que trasladar a un perro de Fráncfort a Nueva York cuesta unos 500 euros (US$677), casi lo mismo que un pasaje de ida o vuelta en clase turista. En el caso de un caballo, la tarifa transatlántica sube a unos 3.000 euros, un precio muy similar al de un asiento en clase de negocios con descuento.
Entre 70% y 80% de los animales que transporta Lufthansa en la actualidad viajan en vuelos comerciales; el resto lo hace en aviones de carga. Los pasajeros nunca saben cuándo podría haber un guepardo debajo del asiento. «Mascotas como perros y gatos son generalmente trasladados por todas las aerolíneas», apunta Klapper, de Lufthansa. «Pero los caballos, el ganado, los cerdos, los polluelos de un solo día: eso exige un mayor esfuerzo».
Muchas aerolíneas han reducido o eliminado su negocio de carga debido a los altos costos laborales y de combustible y la competencia de empresas que se dedican exclusivamente al rubro. Lufthansa, sin embargo, ha mantenido su filial de carga y acaba de añadir un Boeing BA +0.25%777 a su flota. La aerolínea dice que su negocio de animales genera unos 30 millones de euros al año en ventas y crece entre 3% y 5% al año.
La Sala de Animales ha recibido desde lobos que viajaban desde Rusia a Canadá para el rodaje de una película hasta hipopótamos que se desplazaban de un zoológico en Israel a uno en Kazajistán. Todos los animales no europeos tienen que ser revisados por veterinarios, aunque solo estén en tránsito.
Los empleados que procesan la carga reciben capacitación cuando entran a trabajar a la Sala de Animales. «Todo el mundo quiere trabajar con los animales.
Es más interesante que mover cajas», expresó Klapper. Pero existen también peligros en este oficio. En los últimos cinco años, dos o tres empleados han sido mordidos por gatos. «Uno puede advertir que un perro está enojado. Cuesta más con los gatos», señala.
Los vuelos pueden ser estresantes para los animales. En los 12 meses concluidos en agosto, el período más reciente del cual hay información, las aerolíneas estadounidense reportaron la muerte de 26 animales, a lo que se suman 14 lesiones y dos animales perdidos. Los exámenes muestran que las muertes se produjeron por problemas de respiración ligados al estrés o problemas de temperatura.
Lufthansa dice que su negocio de animales genera unos 30 millones de euros al año en ventas y está creciendo alrededor de 3% a 5% al año.
La sala de animales ha recibido a creaturas desde lobos que volaban desde Rusia hasta Canadá para el rodaje de una película hasta hipopótamos que viajaban de un…