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Ante el auge de los drones en Uruguay: la Dinacia tiene pronta la normativa que ordenará su funcionamiento

La primera vez que escuchamos hablar hace pocos años de los drones, aviones no tripulados, pensamos que estábamos ante un nuevo desafío para las fuerzas aéreas y los sistemas de defensa del mundo y que esos aparatos se limitaban a fines bélicos. Pero, poco a poco, esos pequeños avioncitos se fueron metiendo tanto en nuestro vocablo que ya no es disparatado imaginar que en poco tiempo un delivery de pizza o de la farmacia, por ejemplo, nos llegue a través de un drone.

De hecho, hace pocos días se conoció que el laboratorio de investigación de Google está trabajando en una flota de drones con el objetivo de eludir el tránsito terrestre y hacer entregas más rápidas en sitios remotos. Incluso la idea se llevó a la práctica con algunas pruebas piloto en Australia, donde se entregó un kit de primeros auxilios, golosinas y agua a dos granjeros.

Pero no es el único caso. En diciembre del año pasado, la tienda de compras por Internet Amazon contó que estaba experimentando con un sistema de drones para repartir paquetes en 30 minutos.

En este auge y furor de los vehículos voladores no tripulados nuestro país tampoco se queda atrás. Hace un año y medio hicimos aquí En Perspectiva una entrevista a propósito de cómo están utilizando este instrumento algunas empresas del sector agropecuario, por ejemplo para controlar el nivel de agua en los suelos o para estudiar la productividad de cada zona.

También nos hemos referido al proyecto que tiene en marcha el Ministerio del Interior para utilizar drones en determinados operativos, brindando, por ejemplo, información de lo que se ve desde arriba a otras unidades policiales que están trabajando en tierra o a Bomberos o Policía Caminera en un «operativo retorno».

Semanas atrás el diario El País publicó que una empresa de seguridad está probando el uso de drones para controlar grandes predios o para sobrevolar una casa en la que se activó una alarma para evaluar cuál es la situación antes de que sus funcionarios se dispongan a entrar.

Desde hace tiempo, por otro lado, se utilizan los drones para filmaciones aéreas y ya son varias las empresas de producción audiovisual que han adquirido uno o más. Pero el boom ha llegado incluso a los simples aficionados; varios se sacaron las ganas del drone propio cuando los vieron ofrecidos en los catálogos de Tienda Inglesa. Uno de los dispositivos que se comercializa en esa cadena de supermercados, el AR.Drone 2.0, que se vende a unos 800 dólares, incluye una cámara de alta definición que puede manejarse a través de Wi-Fi por medio de un teléfono inteligente como el iPhone, o una tableta como el iPad, según se detalla. Cuando está en vuelo la cámara frontal transmite lo que ve en tiempo real a la pantalla del piloto.

Los drones ya están entre nosotros.

Pero, ¿pensaron en algún momento en que este auge de los drones puede terminar con uno caído en la cabeza de un peatón? Suena muy absurdo, pero estos son elementos a tener en cuenta a medida que estas aeronaves no tripuladas se popularizan. De todas formas, lo prioritario ante la extensión de este instrumento -por supuesto- es pensar en su posible interferencia en el tránsito aéreo y en los riesgos para la seguridad de los aviones que circulan en nuestro espacio aéreo. Así como España reglamentó el uso de los drones, u otros países han comenzado a trabajar en el tema "“por ejemplo Estados Unidos-, la Dirección Nacional de Aviación Civil (Dinacia) de nuestro país ya ha definido las primeras líneas para regular y ordenar su uso, y ahora prevé anunciarlas dentro de unas pocas semanas…

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