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Aumenta el número de escuelas de aviación en Costa Rica

En los últimos tres años, la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) ha aprobado el funcionamiento de una escuela de formación aeronaútica cada 12 meses, un ritmo que no se veía desde principios de la década pasada.

Aeroformación (2011), Flight with us (2012) y Aerobell Flight School (2013) son las más recientes integrantes de una lista que incluye a otras ocho entidades.

La última iniciativa es parte de la diversificación de la aerolínea de vuelos chárter Aerobell, que opera desde 1988 y es propiedad del empresario James Adams.

Otra aerolínea que dio el paso de diversificación fue Nature Air, empresa operadora de vuelos locales. Sin embargo, de acuerdo con Dyanne Benavides, representante de mercadeo, la escuela fue vendida el año pasado para concentrarse en el negocio principal.

Para Carlos Sosto, gerente general de la academia Aerotica, aunque dentro del mercado laboral costarricense las oportunidades para estos profesionales son limitadas, el internacional ofrece mejores perspectivas; de ahí el auge de este nicho de negocio.

Un estudio publicado el año pasado por la firma Boeing, indica que para los próximos 20 años se requerirán unos 500.000 nuevos pilotos y en Latinoamérica el crecimiento será de un 10%.

A esto hay que agregarle que las escuelas han detectado el movimiento de compañías del sector que se registra actualmente en Centroamérica.

Además de la llegada de aerolíneas internacionales como Jetblue y Aeroméxico, en Costa Rica se gestan dos nuevas iniciativas (Tica Air y Ticos Air) y en El Salvador, otra de nombre VECA.

Según Álvaro Vargas, director de la DGAC, el dinamismo también se ha dado dentro de las escuelas ya existentes, que han remodelado y ampliado sus instalaciones para hacer frente a la demanda de estudios.

Pilotos téoricos, prácticos, comerciales privados, de helicópteros y ultraligeros, así como auxiliares de cabina, despachadores de vuelo y mecánicos forman parte de la oferta que estas academias brindan en el país.

En promedio, la DGAC está otorgando unas 450 licencias anuales al personal del sector.

Aunque las cifras están lejos de las alcanzadas en los años previos a la recesión del 2009, las empresas coinciden en que los bríos son de crecimiento.

Para Rodolfo Valverde, fundador y gerente del Instituto de Formación Aeronáutica (IFA), en su caso, la diversificación de carreras fue la clave, pues la compañía ofrece preparación para mecánicos, despachadores de duelo y tripulantes de cabina, tanto a nivel nacional como internacional.

Costosa preparación

Operar una academia aeronaútica es un negocio de alto riesgo, pues la cantidad de aspirantes con el dinero suficiente para pagar su colegiatura no es masiva.

De acuerdo con los consultados, convertirse en un piloto aviador profesional puede rondar los $45.000 (¢23,8 millones) y un tiempo que oscila entre 18 y 24 meses.

Por otro lado, obtener un técnico en mantenimiento aeronaútico puede ascender los ¢3,2 millones, mientras un técnico en aviónica (sistemas electrónicos de las aeronaves) necesita una inversión de ¢2,6 millones y un tripulante de cabina de pasajeros, $1.600 (¢848.000).

Además, uno de los costos más grandes para las escuelas es el del combustible y los derechos de aproximación y aterrizaje, que según los empresarios son de los más altos en la región.

Para las aerolíneas, encontrar personal tico no ha sido problema, sin embargo el obstáculo llega cuando son contratados.

«En Costa Rica no se cuenta con empresas que especialicen a los pilotos, lo que implica para la compañía que desee contratarlos, que debe enviarlos al extranjero a…

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