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Un vuelo mientras se termina el mundo

Pedro Almodóvar sostiene que «Los amantes pasajeros», pelí­cula que llega a Montevideo el próximo jueves, es su primera comedia desde «Mujeres al borde de un ataque de nervios», y también su obra «más gay».

Almodóvar se apresuró a aclarar entonces que en realidad las pelí­culas no son ni gays ni heterosexuales, pero que en este caso quiso mostrar la homosexualidad de manera diferente a como lo ha hecho en otras pelí­culas. Quiso que por lo menos tres personajes (los azafatos encarnados por Javier Cámara, Raúl Arévalo y Carlos Areces) lucieran realmente como «tres pedazos de locas con toda la pluma imaginable», y para algunos ha sido demasiado. Otros han visto en el film una metáfora, la síntesis de las turbulencias de la España en crisis de hoy.

El cineasta manchego llegó afónico al lanzamiento neoyorkino del film (al parecer se la había pasado hablando durante todo el viaje, y la voz le falló en el momento más inoportuno), pero sus actores hablaron por él, reflexionando acerca de cuál podría ser la reacción del público norteamericano. «Sabiendo que es una pelí­cula de él se predisponen a algo así. Les apetece ver cómo vivimos la sexualidad en España. Les impresiona y les llama la atención, pero les gusta», ha dicho Miguel Ángel Silvestre, uno de los intérpretes, quien definió también a la pelí­cula como «una celebración de la libertad sexual, con fiesta de la espuma incluida».

Por su parte Blanca Suárez, quien ya había actuado a las órdenes de Almodóvar en La piel que habito, ha señalado que la pelí­cula «está teniendo bastante buena acogida. La gente aplaudió mucho y se reían bastante. En el Lincoln Center se lo pasaron muy bien». También se permitió afirmar que «en todo el mundo entienden a Pedro como una parte viviente de la historia del cine».

En España, a Almodóvar se lo ama o se lo odia, y su pelí­cula ha generado reacciones muy polarizadas. El erudito pero a menudo caprichoso Carlos Boyero, del diario madrileño El País, aseguró haber sentido «vergüenza ajena» ante la pelí­cula, a la que describe como «estúpida, grotesca y ridícula». A su vez Salvador Llopart, del barcelonés La Vanguardia, sostiene que el film es «cansino» y tiene «poca gracia». Oti Rodríguez Marchante, de ABC, afirma por su parte que la pelí­cula dista de estar entre lo mejor del particular universo de Almodóvar y es una comedia «sin chispa» y «torpemente expuesta».

En el otro extremo, el mencionado Martínez de El Mundo advierte: «No se engañen, no es comedia, aunque lo parezca; de la misma manera que ni La piel que habito ni Hable con ella, por citar dos ejemplos grandes, eran ni `noir` ni melodrama ni todo lo contrario. Y, precisamente, es ahí, en el eterno no lugar en el que vive la filmografía de Almodóvar, donde las ganas de tomar parte en la batalla crecen… Si, hasta ahora, el último cine de Almodóvar había jugado a `desangrarse`, a deshacerse de adjetivos y de la parte folclórica para volverse más sustantivo, en Los amantes… la propuesta es la inversa: todo pretende ser adjetivo, todo quiere ser coreografía… pero no, es Almodóvar devolviéndonos, para bien o para mal, la perfecta imagen de lo que somos. Brillante».

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