El Túnel del Toyo, el que será el más largo del país, podría cambiar de nombre. Gonzalo Mejía. Así sería bautizada la megaobra de 1,8 billones de pesos.
La propuesta la llevará el mismo gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, quien en la presentación del libro De caminos y autopistas "“que cuenta la historia de los 100 años de la infraestructura vial de la región"“ aseguró que esa será la mejor manera de rendirle honores a este emprendedor paisa del siglo XX que influyó en la economía local y nacional.
Y es que Gonzalo Mejía estuvo inmiscuido en las románticas discusiones que preocupaban al empresariado colombiano de hace un siglo. La más vital fue de cómo se integraban a la era industrial que encantaba a las naciones europeas y norteamericanas que eran impulsadas por la jerarquía de los ferrocarriles, la inversión en grandes carreteras y la naciente pero muy fructÃfera aviación.
"Yo no soy un ingeniero, pero sí un aficionado a la mecánica y me interesa sobremanera la aviación". Fue lo que le confesó al periódico EL TIEMPO en una entrevista publicada el 21 de febrero de 1926.
Por eso, 14 años antes, en 1912 tuvo la idea de emplear hidroplanos para que pasajeros y carga navegaran a altas velocidades por el río Magdalena. Y lo logró.
Así mismo fue el primero en proponer que la región debería tener una vía al Mar y, como si fuera poco, fue el fundador de lo que hoy se conoce como el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín.
Las ideas de este hombre cambiaron la visión de una Colombia agrÃcola, de mulas y de arrieros. Por ello EL TIEMPO habló con el rector de la Universidad Eafit, Juan Luis Mejía, quien ha investigado sobre los aportes que el osado empresario le trajo a toda Colombia usando como plataforma de desarrollo a Medellín y Antioquia.
¿Quién fue Gonzalo Mejía y que le dejó a Antioquia?
Era uno de esos personajes obsesionados con que Colombia ingresara a la modernidad. Era un cosmopolita, un hombre que, gracias a su fortuna, pudo viajar por el mundo, sobre todo por Europa y Estados Unidos.
Impulsó la navegación por el río Magdalena porque pensaba que había mucha dificultad cuando este se secaba. Pensó que tener un medio de transporte ágil y rápido lo complementaría por lo que en París contrató a Alberto Santos Dumont, el brasilero pionero de la aviación.
Diseñaron entonces unos deslizadores, que eran como unos planchones con un motor fuera de borda que ensayó en el río Sena (Francia) y que trajo al país para intentar hacer una navegación rápida por el Magdalena.
También fue uno de los idealistas de la Vía al Mar, que hoy después de casi un siglo entra en la era de competitividad al ser parte de las Autopistas de la Prosperidad.
Hizo parte del grupo de don Jesús Tobón Quintero, monseñor José Joaquin Arteaga y el periódico El Colombiano que promovían una salida autónoma de Antioquia hacia el mar, para no depender de los ríos Magdalena y Atrato.
Él fue quien contrató la empresa norteamericana que empezó a construir la vía al Urabá, proyecto que tuvo un gran avance entre 1926 y 1929 cuando la crisis del 30 hizo que se frenara. Luego esta, que estaba construida hasta Cañasgordas pasó a ser responsabilidad de la Nación y empezó a construirse a cuenta gotas. La terminaron en 1955…
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