Rosario Avilés
En las más recientes estimaciones de las principales armadoras de aviones del mundo, Boeing y Airbus, queda claro que en los siguientes 20 años se agudizará la crisis de las aerolíneas por la escasez de pilotos, pues se requerirán alrededor de 800 mil profesionales de esta especialidad. Para palear este problema existen ya algunas iniciativas para formar nuevas tripulaciones y enfrentar con éxito la escasez que se espera.
Sin embargo, no hay que pasar por alto que la situación de los pilotos en el mundo depende en gran parte de las diferencias que se están dando en diversas regiones. Mientras que en el lejano oriente (China, Corea, India, Vietnam, Malasia, etc.) el tráfico aéreo crece a tasas altas y las aerolíneas no se dan abasto con los tripulantes por lo que ofrecen buenos salarios, en otras regiones los emolumentos son desiguales y las huelgas están desgastando la viabilidad de las empresas pues no hay nada más caro que lo escaso.
Si bien es verdad que muchas empresas aéreas del pacífico sur y de la península arábiga ofrecen a los tripulantes excelentes salarios y jubilaciones hasta los 63 o 65 años, así como fondos de ahorro y otras prestaciones que suenan atractivas, muchos pilotos prefieren buscar empleo en sus países de origen, o al menos en las zonas cercanas a éstos, pues no es un secreto que las jornadas de trabajo y las condiciones específicas del empleo son duras, amén de que las familias prefieren no trasladarse a esas latitudes pues el idioma y otras barreras culturales son muy difíciles de sortear.
En regiones como América Latina y Europa, sin embargo, los modelos de bajo costo están presionando los salarios y las jornadas. En Europa se están viviendo crisis inéditas en aerolíneas como Air France, KLM y hasta Lufthansa, en tanto que la reina del bajo costo, Ryan Air, ha enfrentado el peor verano de su vida con huelgas en cinco países que han provocado cancelaciones de 400 vuelos que afectaron a más de 55 mil pasajeros en un solo día y siguen contando.
Y aunque la más afectada ha sido la empresa de Ryan, emblema del bajo costo más acendrado, los problemas salariales que se le están planteando a las aerolíneas tradicionales muestran que la estrategia de competir con modelos tan divergentes no está siendo una apuesta racional para ninguna de las partes, en un entorno donde la escasez de este recurso –la tripulación bien entrenada- es escaso y la experiencia es altamente calificada.
Hay, además, un elemento que viene a complicar aún más las cosas: el alza del combustible, pues a pesar de bajas coyunturales, lo cierto es que en los recientes meses el precio del crudo ha crecido por encima de los 65 dólares, lo que pone en aprietos a todas las aerolíneas del mundo.
El modelo bajo costo ha tenido mayor penetración en nuestra región que en otras latitudes y ha puesto a este tipo de empresa a competir con las tradicionales hasta prácticamente arrinconarla. Esto presiona los salarios a la baja y los modelos sindicales de protección han permitido que el esquema se mantenga en detrimento de las tripulaciones.
Sin embargo, la gran demanda de este tipo de profesionales agudizará sin duda los problemas en el corto plazo, ya que aunque existan nuevas generaciones de pilotos las horas de vuelo necesarias para ofrecer una operación más segura no pueden improvisarse. Y ahí llevará la ventaja quien ofrezca mejores salarios y condiciones. Habrá que seguirle la pista a este problema.