La más oriental de la Antillas menores, Barbados, es una pequeña isla que puede recorrerse con un tour guiado durante en un poco más de seis horas y cuyas dos costas, una hacia el Atlántico y otra hacia el Caribe, ofrecen playas donde el lujo se hizo carne para los turistas -sobre todo europeos- que, desde hace años visitan el país en la búsqueda del descanso al sol -ya sea para quedarse o como parada de un crucero- con una impecable oferta gastronómica, campos del golf y el confortable clima caribeño.
Un cambio en ese perfil es lo que busca la oficina de turismo barbadense. Tras 10 años de negociaciones, lograron que Copa Airlines establezca dos vuelos semanales entre Panamá y el aeropuerto de Bridgetown, situado en la capital, el área más poblada.
Viven en la tierra de Rihanna unos 280 mil habitantes. Antes no había un nexo directo hacia y desde Latinoamérica. Es por eso que el vuelo inaugural del 17 de julio del año pasado salió en la tapa de los diarios locales.
Pero no solo buscan llegar hacia este mercado y disputarle la primacía a, por ejemplo, República Dominicana, uno de los destinos elegidos por los turistas de este lado del mundo. Los vínculos entre Barbados y Panamá se remontan a la época de la construcción del Canal. Muchos barbadenses emigraron, a principios del siglo pasado, para trabajar en la apertura de esa vía de navegación.
La expectativa está puesta, también, en que pueda estimularse el turismo genealógico, es decir, propiciar el reencuentro con los descendientes de los antepasados que se fueron a Panamá hace un siglo para no volver.
Recientemente, una mujer -la primera- ganó las elecciones en el país caribeño. A la monarquía constitucional ahora la encabeza la primera ministra Mia Mottley. Por ese motivo el vuelo, que finalmente conectó a Barbados con Panamá, dio lugar varios anuncios de infraestructura como la ampliación y mejora del aeropuerto y el puerto.
La apertura a Latinoamérica viene bien aspectada. Tienen vendido el 70% de los pasajes para los primeros tres meses, superando las proyecciones iniciales. El deseo de los promotores es que de los dos vuelos semanales, se pase a cinco.
Para ese fin, la promoción de la isla se encara desde dos pilares: además de sus hermosos paisajes, auténticamente caribeños, a la histórica propuesta de lujo con la posibilidad de alojarse en cadenas internacionales cuatro estrellas como el Hilton, se propone desde el estado la contratación de habitaciones a través del sistema Airbnb, para los viajeros que buscan otro tipo de experiencias.
Las playas, según la costa donde se posen, ofrecen dos propuestas bien diferenciadas. Aquellas que dan al mar Caribe recrean la típica postal de descanso de esa zona del mundo: aguas calmas, cristalinas, y de un azul profundo, ideales para reposar al sol. Mientras que las reposadas sobre la costa atlántica, más salvajes, estimulan la realización de deportes náuticos como el surf y kitesurf, entre otras aventuras más osadas.
Otro sello distintivo es la amplia oferta gastronómica. A Barbados se la reconoce como la capital culinaria del Caribe. Y este calificativo se pone en evidencia al dar una vuelta por el centro de Bridgetown. Por cada cuadra se asoman pequeños y medianos establecimientos manejados en su mayoría por talentos locales que ofrecen propuestas gastronómicas de gran sofisticación y variedad. Al respecto, la isla tiene su Festival Anual de Alimentos y Ron de Barbados y este año ha sido designado el de las experiencias culinarias…