TURISMO

Capilla del Hombre, la primera del mundo

En cierto período de su vida, Oswaldo Guayasamín tuvo una idea que lo llevó a reflexionar más de la cuenta. "¿Por qué siempre el ser humano ha erigido templos a sus dioses? ¿Cuándo será el día en que piense en él?", fueron quizás algunas de sus interrogantes.

En 1985 este pintor ecuatoriano comenzó a idear lo que sería no sólo un proyecto arquitectónico para su país, sino su gran obra de vida. La espera se alargó varios años, hasta 1996, para ver cómo comenzaba a construirse la primera Capilla del Hombre del mundo. Uno de sus grandes sueños estaba por nacer.

En el barrio Bellavista de la ciudad de Quito, se encuentra este edificio. Su construcción, emplazada en 3.600 metros cuadrados, es completamente distinta a las clásicas iglesias: un inmenso cuadrado de piedra, de dos niveles y con una cúpula en la superficie, es toda la arquitectura. La cruz no existe aquí.

En su interior, esculturas, murales y obras de gran formato deleitan a diario a quienes visitan el templo, todas realizadas por el propio Guayasamín. Y todas exclusivamente para decorar y ambientar su apreciado proyecto.

Guayasamín tenía un gran amigo, el escritor Jorge Enrique Adoum. Era tan grande el cariño que se tenían, que un día decidieron que descansarían juntos después de la muerte.

Tres años antes de la inauguración del edificio, el pintor fallece. Hoy, en las entrañas de la tierra desde donde nace el Árbol de la Vida -un gran pino-, descansan las cenizas de Guayasamín; y, al lado, las del escritor. El árbol se encuentra en el que fuera por años el patio de su casa (hoy convertida en museo), a un costado de la capilla.

Pobreza, hambruna, discriminación y conflictos bélicos son parte del dolor de los pueblos de la América Latina de Oswaldo Guayasamín, reflejado en la Capilla del Hombre. Una obra de homenaje plástico a los hombres y mujeres de un continente, una obra que desafortunadamente su creador no alcanzó a conocer.

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