La falta de atractivo turístico de la ciudad de Alicante para las navieras, la indolencia de la Administración a la hora de promocionar el puerto y la presión que ejercen los muelles de Cartagena y Valencia provocarán que el Puerto de Alicante vuelva a cerrar un año negro en el turismo de cruceros. Se espera una nueva caída que le llevará a atender a un total de 34 barcos, un 40% menos que hace dos años y 8 menos que en 2012, que fue ya un año malo por el traslado a Valencia de las 15 escalas de la naviera MSC, que tiene en la capital del Turia su puerto base.
Este fin de semana, Alicante recibió al crucero Aurora, que volverá el 22 de junio, inaugurando de esta forma un semestre con 21 escalas, una cifra ridÃcula en comparación con el vecino puerto de Cartagena, donde los barcos no pagan tasa de amarre y que, por ejemplo, tiene previsto alcanzar las 89 escalas en el mismo periodo y más de cien en el conjunto de todo el año.
El balance del primer cuatrimestre de 2013 (enero/mayo) tampoco ha sido positivo en Alicante. Durante los tres primeros meses del ejercicio no entró un sólo crucero, en abril hubo ocho y cinco se esperan este mes. Los datos son malos y nefastos si se comparan con Valencia. El año pasado, el puerto valenciano, que hasta hace cinco años apenas trabajaba este segmento del mercado turístico, atendió a 204 cruceros con un total de 480.233 turistas. Mientras, la estación marÃtima de Alicante recibió 43 barcos y 78.825 cruceristas, un 25 por ciento.
La Autoridad Portuaria de Alicante no pierde, sin embargo, la esperanza y augura un repunte para 2014, coincidiendo con una nueva salida de la Volvo Ocean Race. Para Joaquín Ripoll, presidente de la Autoridad Portuaria, Alicante puede ser un puerto muy interesante para cruceros de menor tamaño pero ligados a eventos náuticos. Barcos con menos pasajeros pero de mayor poder adquisitivo.
De momento, sin embargo, Alicante pierde todas la batallas y es significativo que lo haga con Cartagena, una ciudad que tiene un puerto mucho más barato (los barcos tienen además conexión directa para cargar combustible), con menos atractivos que Alicante, pero que ha sabido venderlos perfectamente a las compañías. Algo que, con los datos en la mano, no ha sabido hacer Alicante que, por tener, tiene la estación de cruceros alejada del casco urbano, lo que obliga a fletar autobuses hasta para llegar a la Explanada.
Consolidar Alicante como puerto base para los cruceros que surcan el Mediterráneo ha sido una vieja aspiración de los rectores del Puerto de Alicante desde que el hoy diputado en Madrid, Mario Flores, accediera a la Presidencia en 1995. Viajes a Miami -capital mundial de los cruceros- y contactos con las grandes navieras hicieron posible la escala de los grandes buques, pero faltó lo principal, que Alicante fuera considerado puerto base en el Mediterráneo. Algo que tampoco lograron sus sucesores: Sergio Campos, Miguel Campoy y, en la actualidad, Joaquín Ripoll, entregado a la causa argelina, donde existe negocio, pero diferente al de los cruceros.
En 2003 se invirtieron dos millones de euros en la rehabilitación de la antigua terminal marÃtima de cruceros -Alicante llegó a tener línea regular con EE UU a mediados del siglo XX- y por fin en 2007 llegó la confirmación de que el buque Jules Verne tendría su base en Alicante. El barco no cumplió, sin embargo, con las expectativas al tratarse de una nave más propia de la que cubren el ferry Alicante-Argelia, que de los grandes «resorts flotantes» de navieras como la Cunard, Royan Caribbean, Costa o MSC. De las cuatro grandes sólo está previsto que una haga escala este año en Alicante. En concreto, el Legend of the Seas, que llegará a Alicante el próximo 31 de octubre. El resto navieras menores, salvo la presencia de Aida -especializada en trabajar el mercado alemán- y P&Q.