TURISMO

Turismo entre viñedos, una oferta cada vez con mas adeptos en Chile

Los paisajes naturales de Chile atraen cada año a millones de viajeros que recorren maravillados la belleza de una tierra fértil en historias y costumbres, como su tradición vinícola, una oferta turística en auge que busca colorear el recuerdo de cada viajero con sabores únicos

Del incesante sol abrasador del desierto de Atacama a las majestuosas montañas nevadas del estrecho de Magallanes, el país más austral del mundo dibuja un paisaje fino pero ampliamente diverso, que cautiva a cualquiera que lo contemple, como le pasó al papa Francisco durante su reciente visita a la Araucanía.

El pontífice, como cualquier otro visitante de estas tierras, quedó asombrado con las bondades de un suelo que consideró «bendecido por el Creador con la fertilidad de inmensos campos verdes» donde la vida crece en cualquier rincón

Un siglo antes, en 1892, otro hombre tuvo la misma sensación al caminar por los valles de la Patagonia chilena por primera vez. Se trataba de Jorge Matetic, quien llegó a Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile, desde Rijeka, actual Croacia

Allí­, cautivado por las cualidades cuasi divinas de un suelo prácticamente autosuficiente, el empresario yugoslavo croata tomó una decisión: apostar por la industria vinícola

Unos 126 años y cuatro generaciones más tarde, la familia Matetic posee uno de los viñedos más prolí­ficos, en cuanto a premios y distinciones tanto nacionales como internacionales, que acreditan la calidad de sus vinos y su exquisita oferta gastronómica

Así lo reconoció el Club de Amantes del Vino de Chile, que le otorgó el primer premio en la sección de restaurantes de viñas en su «Guía 100: mejores restaurantes de Chile», y la revisa Wine Spectator, que calificó en 2004 su Syrah como una de los vinos Top 100 del mundo, el primero en la historia del país sudamericano en lograr esta distinción

Para llegar hasta el éxito, la fórmula que ha seguido la familia se basa en la implementación de un modelo de negocio que, como ellos mismos definen, va más allá de lo empresarial, » es un estilo de vida»

Se trata de la agricultura biodinámica, un principio que, como explica a Efe María Paz Fernández, gerente de Turismo de Matetic Vineyards, parte de la base de entender y respetar las dinámicas naturales del entorno.

«Trabajamos creando nuestro propio compost, sirviéndonos de los minerales que tiene el suelo y utilizando a los animales que tenemos en la viña. Cuando termina una cosecha, por ejemplo, traemos a ovejas y alpacas para que coman la maleza y abonen con estiércol la tierra, al tiempo que las gallinas y gansos limpian todo de insectos» indica Paz Fernández.

Un trabajo que parece idílico, pero que conlleva esfuerzo y trabajo duro (la vendimia se realiza de forma manual), ya que la viña se extiende por un territorio que abarca desde el viñedo el Rosario, en el Valle de San Antonio (Región Metropolitana), hasta el Océano Pacífico, a 19 kilómetros de distancia

A lo largo de este inmenso «bosque» repleto de vid, se encuentra La Casona, una pequeña pero acogedora casa colonial adaptado para acoger a los visitantes que deseen pasar la noche y disfrutar de todas las actividades que ofrece la finca: comer en el exitoso restaurante «Equilibrio», visitar las bodegas, realizar catas de vino o disfrutar de las excursiones al aire libre…

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