Un grupo de físicos, científicos habituados a las matemáticas, el estudio del material y los flujos de fluidos, han analizado cómo se puede embarcar un avión de la forma más rápida. El estudio se ha publicado en varias revistas científicas americanas y arroja algunas evidencias esperables pero también otras contrarias a lo previsible.
La historia de esta investigación empieza cuando un científico que volaba con frecuencia quiso saber por qué, en contra de lo que intuía, no se embarcaba empezando por atrás, que a primera vista pensaba que sería más rápido. Después descubrió que lo mejor sería que lo mejor sería que abordaran el avión en oleadas, con una fila de asientos en medio para evitar saturaciones: empezando del fondo, primero los asientos 30A, 28A, 26A y 24A; después el 31A, 29A, 27A y 25A.
Se hizo el experimento y, efectivamente, este método era hasta un 30 por ciento más veloz. El científico de la Universidad de Nevada pensaba que sería más rápido dejar embarcar primeros a los pasajeros en plena forma y después a los lentos, discapacitados, con necesidades especiales, con niños. Sin embargo, en los ensayos, el resultado fue el contrario: siempre dejar embarcar a los lentos primero y a los rápidos después es más rápido y hasta un 25 por ciento más breve. Hay una analogía que explica cómo funciona esta dinámica: si usted quiere poner unas piedras y arena en bote de cristal, en contra de lo que pudiera parecer, lo mejor no es poner primero la arena y después las piedras sino al revés: las piedras entrarán todas y la arena buscará su hueco para llegar al lugar. Esta lógica en el avión es similar: primero lo más conflictivo, que los demás sabrán buscar su hueco rápidamente…