A pesar de que Brasil inició en mayo de 2020 una temprana reapertura de su turismo interno y de un multimillonario paquete de ayuda oficial, la industria no pudo evitar un masivo cierre de empresas. Según la Confederación Nacional de Comercio de Bienes, Servicios y Turismo (CNC), unos 35.000 establecimientos debieron cerrar sus puertas luego de una caída del 30% en sus ingresos.
Mientras buena parte del mundo se mantenía en el mayor aislamiento, en mayo de 2020 el Gobierno de Jair Bolsonaro puso en marcha en Brasil una desescalada temprana del turismo interno, y desde ese entonces la actividad ha ido creciendo mes tres mes, hasta transformar al país en la nación de la región con las perspectivas de recuperación más rápida, tanto para sus vuelos como para el flujo de pasajeros domésticos.
Sin embargo, pese a esa decisión basada en los protocolos de bioseguridad y a los multimillonarios programas de asistencia económica para la actividad privada afectada, Brasil no ha logrado contener que la pandemia se lleve no solo la vida de 345.000 personas, sino también la subsistencia de 35.000 empresas turísticas.
Así lo informó este jueves 8 de abril la Confederación Nacional de Comercio de Bienes, Servicios y Turismo (CNC), la cual subrayó que porcentualmente se trata de la mayor pérdida anual desde 2016, cuando el país se encontraba en plena recesión. En total, estiman que a pesar de esa reactivación que se verificó hacia el final del año, se acumuló una disminución del 13,9% en relación a las unidades que operaban en 2019.
Entre febrero y abril de 2020 el volumen de ingresos del sector verificó una caída del 68%; gracias al impulso de los meses subsiguientes el turismo logró cerrar 2020 con un nivel de facturación un 30% inferior al prepandémico.
Los datos de la actividad turística, señalaron, contrastan con los registrados en otras como la industria tradicional, que tuvo el año pasado un crecimiento del 3% el año pasado…