La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA, en sus siglas en inglés) revisa a la baja la previsión de resultados de la industria aérea para 2018 por la subida del precio del combustible y el alza en los costes laborales. El petróleo vuelve a ser el gran enemigo del sector aéreo. La escalada en el precio del combustible -en un año, el barril de Brent se ha apreciado un 55,2%- ha obligado a la industria a rehacer sus números y revisar a la baja su previsión de resultados para 2018. La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) estima que este año las compañías aéreas ganarán 33.800 millones de dólares (28.982 millones de euros).
La cifra supone una bajada del 12% respecto a la anterior proyección, de diciembre, que apuntaba a 38.400 millones de dólares. Es, además, un 11% inferior a las ganancias que el sector logró en su conjunto en 2017.El principal factor de corrección, aunque no el único, es el combustible. IATA prevé que el precio medio del barril de Brent se sitúe en 70 dólares por barril, lo que supone un 27,5% de incremento en relación al año pasado y 10 dólares más respecto a la que hasta ahora era su estimación para 2018 -60 dólares por barril-.
Como consecuencia, los costes de combustible, la principal partida de gasto para una aerolínea, pasarán de representar el 21,4% sobre total al 24,2% en un año. «El 80% del aumento en los costes unitarios vendrá del combustible y del incremento en los costes laborales», ha subrayado Brian Pearce, responsable económico de IATA. La tercera partida más relevante, los costes aeroportuarios, también evolucionará al alza.El impacto, no obstante, será desigual. Al menos a corto plazo. Las aerolíneas europeas, que contratan derivados para blindarse ante las oscilaciones en el precio del petróleo -la mayoría cubre en torno a un 50% o 60% de sus necesidades de combustible para los siguientes 12 meses-, tardarán más en notar efecto en su cuenta de resultados.
Mientras, para sus homólogas de EEUU o China, cuyo nivel de coberturas es residual, el impacto será casi instantáneo. De este modo, IATA estima que el beneficio de las aerolíneas del Viejo Continente crecerá en 2018, hasta alcanzar 8.600 millones de dólares (7.374 millones de euros). Es decir, un 6,17% más que el año pasado y apenas 7,58 dólares por pasajero. Del otro lado de la balanza, las compañías estadounidenses y asiáticas verán reducidas sus ganancias. Demanda al alzaNo todo son, sin embargo, razones para el desaliento.
Pese a que los costes aumentarán, también crecerán los ingresos en 2018 del sector, que calcula que la demanda aérea crecerá un 7% -por debajo del 8,1% del ejercicio pasado, pero superior al 5,5% de media de las últimas dos décadas-. Este año, el retorno sobre el capital invertido (Roic) alcanzará el 8,5%, excediendo el 7,7% del coste de capital, lo que permitirá a las empresas seguir desapalancándose, renovar su flota y retribuir a sus accionistas. «Habrá una sólida rentabilidad en 2018 a pesar del aumento en los costes y el Roic superará el coste de capital por cuarto año consecutivo», según Alexandre de Juniac, director general de IATA. En 2018, el número de rutas se situará en 58.000 -6.000 más que hace cuatro años-, con una tarifa media de 380 dólares ida y vuelta, un 59% inferior a los niveles de 1998. Este año, las aerolíneas recibirán 1.900 nuevos aviones que servirán para modernizar su flota y sustituir aeronaves menos eficientes. A nivel mundial, el número de aviones crecerá un 4,2%, hasta 29.600 unidades…